MACONDO
Sábado 26 de Julio.
Escrita y dirigida por Sudabeh Mortezai, "Macondo" retrata el drama que vive un niño de 11 años, originario de Chechenia que vive con su madre y sus hermanas en el barrio Macondo, refugiados en Viena, Austria.
Esta es de las mejores películas que tuve oportunidad de ver en el festival que se llevó a cabo en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Es una película hermosa, impresionante y muy creativa. Es muy poderosa porque trata acerca de la pérdida y cuánto sufre uno en la infancia, cuánto pesa el rol de la responsabilidad a una edad donde solo quieres jugar. Ramasan Minkailov sólo tiene 11 años, y ha perdido a su Padre en la guerra. Vivir como refugiado en Austria y ser el único que habla Alemán en su familia le ha puesto una loza que él no quería cargar del todo. Ramasan ahora es el hombre de la casa y debe hacerse cargo de sus hermanas, de enseñarles qué es lo correcto, de guiarlas y de ayudar a su madre en los quehaceres de todos los días: hacer el súper, cuidar las tareas suyas y de sus hermanas; de reparar las cosas de todos los días en su hogar. Es demasiado para Ramasan. ¿Cuánto puede pesar todo eso a esa edad donde solo quieres jugar?
Sudabeh Mortezai cuenta, a través de la historia de Ramasan, toda la radiografía sociocultural y económica de las clases populares y marginadas que viven en Austria, y tal parece que el nombre de Macondo mágicamente se instituye ahí, como por órdenes de García Márquez, en ese barrio que no existe para el sistema, que está olvidado, donde sólo se encuentran los excluídos, los que de alguna manera no quieren que los vean y prefieren su soledad, que abraza a infantes que no tienen culpa.
También me pareció sumamente interesante la forma en que Mortezai relaciona la entidad de Ramasan, que nos representa, con el entorno de la gran revolución industrial y el progreso que ha acabado por rebasar al hombre y asu espíritu. Nuestra propia creación de una sociedad progresista y tecnológica ha terminado por generar una inmensidad de indiferencia, que nos deja cada vez más vacíos.
El chico que interpreta a Ramasan, se llama Ramasan fuera de la ficción, en la vida real. Es una interpretación, créanme, verdaderamente poderosa. El chico actúa de forma impresionante. Imprime en su rostro todo el conflicto interno que está viviendo por no contar con una figura paternal. Incluso aquí se cuentan con argumentos de las famosas constelaciones familiares, pues, al perecer la figura paterna de Ramasan, éste ocupa ese lugar, lo que provoca un caos en su personalidad y le lleva a cometer pequeños crímenes que atentan contra el bienestar de su familia que está refugiada en otro país que no es el de su origen. Y es tanto el honor de ocupar el lugar de Padre que ha fallecido, que Ramasan comienza a regañar a su madre y a sentir celos de los hombres que llegan a acercársele. Ramasan no puede permitir que ocupen el lugar de su padre, pues ya es de él, y ya no hay lugar para nadie más; pero esta situación tan complicada, para un niño de 11 años le lleva a tener una enorme confusión que le mueve a estar haciendo cosas en contra de su voluntad; y este niño está confundido, incluso lo podemos ver en uno de los dibujos que hace en clase cuando la maestra les ordena hacer un dibujo sobre su hogar. Ramasan vive un caos.
Al final Ramasan debe perdonar y continuar con el flujo de la vida. Debe dejar de pelear con algo que está fuera de sus manos.
Es una película donde, hay una escena en que no se necesitan parlamentos para pedir perdón y eso es algo que jamás olvidarán.
Tremenda e imprescindible película.
EXHS
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