Emilia Pérez

Emilia Pérez





Llegando al éxtasis, tocando el fondo. Subiendo al cielo. Cayendo, al abismo. Flotando en el limbo.

Vamos hacia arriba o hacia abajo. ¿De quién hablamos ahora?

La verdad no esperaba mucho ni tanto, nada, no tengo mucha avidez de ver musicales en cine, pero esta película me sorprendió, por sus mensajes, por sus secuencias, actuaciones, dirección. Es realmente intensa. 

    ¿Se compra la política?

    ¿Se compra el poder público?

Me pareció una tremenda película con mensajes verdaderamente importantes. Un retrato del conflicto nacional en México, la narrativa de la vida cotidiana y con ello los conflictos personales, problemáticas de identidad y la cultura del sufrimiento. 

    La película comienza señalando nuestras rutas, o estamos evolucionando o estamos involucionando, pero esto es ahora, una decisión del ahora. La vida no se corrige hacia delante, se arregla hacia arriba. Queremos ascender, pero cuando no tenemos claridad, luz, vamos en descenso. 

Este himno de calle que circula por todas las calles de la ciudad de México, donde se canta que se compra todo, se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas, se compran, se compran, va reverberando toda esta mística del poder del dinero que va corrompiendo al ser humano, que busca comprarlo todo, comprar hasta el cambio del sexo, comprar al poder político, el alma. 

La película exhibe el conflicto tremendo del país, enraizado en el rencor, unos contra otros, todos contra todos, por poder, por dinero, se compra la voluntad, se compra el poder, se compra el capricho. Lo que ha desembocado en un torbellino de violencia, del cual parece nadie escapar, pero que todos claman por auxilio, por paz. 

La película denuncia el sistema cultural del espectáculo para impartir justicia en un país donde ha imperado la impunidad y hay una tremenda falta de confianza en sus instituciones. 

Es una historia de amor.

¿De qué hablamos hoy y ahora?

¿Qué narrativa estamos construyendo?

El país y la humanidad desembocarán inevitablemente en el círculo del perdón. La tormenta de culpa, rencor y violencia repara en un solo destino, pero poco hemos comprendido este viaje. Al punto, la película nos adentra de pronto en varios puntos fascinantes donde ocurren estas epifanías sobre el perdón, comprender que uno somos todos y que todos somos uno, uno a uno cada personaje va encontrando la ruta de la redención. Primero, el viaje redentor del personaje principal. 

    Bueno, que hasta al tanto, que Emilia sostiene un romance con Epifanía. 

    La película habla sobre la frustración individual en el país de estar sometidos a poderes fácticos y realidades que no permiten oportunidades para el desarrollo humano. Que la gente deambula en busca del éxito y huye de lo que considera fracasos, le tienen miedo a perder. Habla de la frustración por la farsa del mérito en la sociedad, al amparo y a la sombra de lo que impera, el miedo. 

    La música de la película dirigida por Clément Ducol, es maravillosa. Habla de esta atmósfera espiritual en la que se encuentra todo el país.

    Indudablemente, muchos sufren por sus deseos. 

    Quien siembra expectativas, cosecha frustraciones. 

    Querer, desear, ser algo que está más allá del presente. 

¿Se acepta plenamente el presente?

Emilia sigue a cuatro distinguidas mujeres en México, cada una en busca de su felicidad. El líder del cartel quiere dejar de ser hombre y convertirse en mujer, así que manda por una abogada llamada Rita para que le ayude en su objetivo, y cuando cambia de género y de identidad comunica su muerte a través de los medios de comunicación, para ahora poder vivir su nueva vida. El líder del cartel tiene todo el poder del dinero del mundo por lo que no le preocupa ese tema, acaba por consternarle su nueva identidad y después recuperar y estar cerca de la familia que abandonará por su anhelo personal. 

    Se compran elecciones, colchones, estufas, almas, microondas, se compran, se compran diamantes, pasaportes, datos personales, metralletas, drogas duras, unas falsas. Se compran, no se compra el cuerpo, el alma, no se compra, la vida, el canto, el amor, no se compra, no se compra, no se compra, no se compra libertad.

Me pareció muy bueno el guión y la construcción del musical. Me parece fenomenal la dirección de Jacques Audiard. El trabajo de Zoe Saldaña es excepcional. El trabajo de Karla Sofía Gascón es admirable, digna interpretación que merece todo reconocimiento. Todas las actuaciones son fenomenales. Edgar Ramírez aprovecha sus momentos con creces. 

Ahora, Selena Gomez ha sido duramente criticada por su acento y sus parlamentos. Incluso la película entera ha sido criticada por la pronunciación de algunos actores, pero fundamentalmente por el de Selena Gomez. Ahora, Selena Gomez se muestra totalmente comprometida con el proyecto y con su personaje. Me parece que dentro de la exhibición y muestra de la película, es parte fundamental e intencional de Jacques Audiard, no solo retratar la corrupción que hay en México, sino también retratar los matices del español, lengua preponderante en el mundo, a la luz de distintos elementos, el contexto, y el crecimiento de gente que de pronto abandonó a su país a su lengua materna y se adentró a una nueva cultura buscando una vida mejor; y me parece que ese es el caso de Selena, personal y real en su personaje, interpreta a una chica que nace en Estados Unidos de Norteamérica y en consecuencia así asimila el español, como una segunda lengua con menos importancia que el inglés; y con tales dificultades habla así el propio personaje, pues no es su lengua materna, acaba siendo una nueva lengua en busca de regresar a sus raíces y por la relación que acaba entablando con un personaje que ahora prefiere vivir en México por los intereses oscuros que tiene en su negocio. Es hablar en el sistema y en la cultura, y es también comprender cómo los individuos del país sufren en su imaginario personal sus auto agresiones por intentar buscar ser algo que no son, que se quejan de todo, del salario, de la vida incosteable, al punto en que pueden acabar sucumbiendo ante el capricho del crimen por un poco más dinero. Es decir, la corrupción es sistemática, cultural, por el sufrimiento en cada uno de los seres humanos, sufrimiento enraizado en el sentimiento de culpa, no perdonarse no poder sentir calma, y tener rencor ante el que tiene más o es algo que uno anhela poder ser. En esta danza de violencia, pronto podemos descubrir que en algún momento el criminal se convierte en la madre que busca a su hijo desaparecido, y que la madre del hijo desaparecido se convierte en el político cínico que ostenta el poder en el gobierno. Todos somos uno y uno somos todos, cuando llegamos a esa Epifanía, a esa comprensión, ocurre el perdón. 

El rencor y la violencia acaban con cualquier aspiración. La destrucción estúpida, la inhibición de la facultad creadora del ser humano. El desenlace puede reparar también en comprender como todo ser humano es parte de la creación, habita dentro de sí la divinidad, y honrar esa santificación, el propio arrepentimiento que significa la muerte da paso a la transformación, a la recreación, al renacimiento, a la regeneración, la semilla de la esperanza que germina y vuelve a florecer. 

El final es excepcional. 


Erick Xavier Huerta S.


Comentarios

Entradas populares de este blog

The Room Next Door

Nosferatu

A Real Pain