STAR WARS EPIDOSIO IX «THE RISE OF SKYWALKER»



Gran música de John Williams. Todo el dinero de Disney. Grandes actuaciones de Adam Driver, Mark Hamill, Daisy Ridley, John Boyega y Oscar Isaac.
J. J. Abrams regresa para cerrar la saga, para cerrar la trilogía que inició. Nuevamente se va a lo seguro, sin meterse en más preámbulos, cuenta aventuras, y trata de esforzarse para cerrar un guión y una narrativa que no tuvo consistencia, crecimiento, desarrollo y que no lograr cerrar los cabos sueltos que surgieron a lo largo de tal trayectoria narrativa.

Es una película al servicio de los fans, para no meterse en más problemas. Buscan rescatar todo, la historia, y a los personajes, a Ben, a Luke, a Leia, a Han.

Ahora resulta que Jedis que no sabíamos que existían, existen, y que habían entrenado y por eso ahora podemos entender el por qué de algunas cosas incoherentes que pasaron en episodio VIII, como el que Leia Oragan pudiera volar por el espacio y sentir la fuerza. El asunto es que el tremendo error de episodio VIII es que arruinaron a la gran leyenda y al personaje icónico de Luke Skywalker.

Luke era el personaje que mi generación admiró durante años y ahora sería el gran Jedi, que debería volver nuevamente el equilibrio a la fuerza del universo porque había sido elegido y en sus propias manos surgió la fuerza del mal. Pero no, ni alcanzaron a resolver eso, ese misterio ni su relación trágica con Ben Skywalker.

Nos faltó narrativa en la historia de la relación Luke—Ben, y también del propio Ben. La trilogía se la lleva Adam Driver, con su matiz, su gran actuación, su tremendo poder en la película, pues a diferencia de los enemigos anteriores, no tenían arcos actorales tan profundos y relevantes como el que sucedió con Ben, pues además de todo provenía de la familia de la fuerza del bien.

Me gustó la película. Sin embargo, creo que la visión de J.J. Abrams sí está fuera de marco y de tono al Jedi que construyó el propio George Lucas. Aquí, J.J. Abrams pinta a los Jedis como al propio Jesucristo. Pueden sanar, pueden volar, pueden cruzar los mares caminando. Y al final, el senador Palpatine siempre estuvo escondido y prácticamente era inmortal.

Me gustó la historia de amor entre Ben y Rey. Fue emotivo.

J.J. Abrams nos cuenta una historia para saber que podemos elegir nuestro destino, y que siempre hay alternativas, a pesar de la historia, a pesar del fatídico destino que puedan marcar las estrellas, nosotros siempre podemos elegir qué ser, cómo ser y cómo servir. Somos dueños de nuestro propio destino. Al final, Ben lo comprenderá y sentirá el verdadero amor.

Tiene ritmo, producción, historia, y es entretenida, palomera.
Nada más.


Erick Xavier Huerta S.

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