«El Pepe, Una vida suprema»


El Pepe, una vida suprema.

¿Quién no recuerda sus discursos en la ONU?
¿Quién no recuerda la firmeza de sus principios políticos?

Sólo ha sido congruente con sus ideales, sólo ha sido congruente entre lo que piensa, dice y hace.
Y es una vida suprema.

Kusturica, por supuesto sabe, que esto valdría en múltiples aspectos, 

Emir Kusturica viaja a Uruguay, visita la casa de Pepe Mujica para registrar su vida, en un momento, donde ya ha dejado huella en el mundo, en su propio país, como uno de los grandes líderes de la tierra. Y eso se ha debido a su sencillez, a sus principios.

Kusturica conversa con Pepe Mujica, y se da cuenta, que en los pequeños detalles que saborea Mujica, se encuentra la grandeza de lo que ha nutrido su alma, se encuentra, su vida suprema.

Una narrativa sincera y honesta, donde la conversación apela a los recuerdos de Mujica, desde su juventud peleando por sus ideales, encontrando al amor de su vida que duraría hasta estos días, con quien sigue compartiendo los ideales, con quien sigue creciendo, con quien sigue viviendo. Y a lo largo de ello, las reflexiones profundas, de un hombre sabio, cuya experiencia le ha dado grandes lecciones, que comparte, sin temor a perder, sin miedo a quedar sin algo. Pepe comparte, y da, sin esperar nada a cambio.

Kusturica, muestra la honestidad de un hombre, la forma más sincera en la que vive, sin miedo a nada. Vemos a Pepe dormir, conversar, beber mate, convivir con la gente, reflexionar para encontrar soluciones ante los retos que enfrenta su comunidad, su pueblo y la humanidad.

Y al final, el amor.
El amor que sigue sintiendo Pepe, por su esposa.

Un hombre, al que llaman Pepe,
tiene una vida suprema.


Erick Xavier Huerta S.

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