PASSENGERS
Morten Tyldum merece mi respeto por su gran trabajo como director en la película de "The imitation Game", protagonizada magistralmente por Benedict Cumberbatch.
Aquí, Tyldum dirige una película de tres actores. Básicamente. Hay algunos cameos, ó presentaciones con más actores. Pero es un trabajo para dos intérpretes, nada más. Incluso, cuando se terminó la película, mi hermano me dijo, acertadamente, que la película era una vil copia de "Wall-e", y en efecto, tenía razón. Habíamos visto la misma historia, la misma premisa, con algunos ajustes, para realizar un trabajo para un público adulto que guste de moda, pose y sexo.
Porque lo que vende es el sexo. Y es una película hecha para posar, una película para modelos, sin necesidad de hacer un verdadero trabajo interpretativo como actor. Sin embargo, quien se lleva los aplausos por su compromiso como actriz, rebelándose fielmente a su deber ante la misma premisa de la película es Jennifer Lawrence.
Me gusta Jennifer Lawrence. Me gustaría ser famoso, y artista, y me gustaría dominar el inglés como poeta para enamorar a Jennifer Lawrence y casarme con ella y tener tres hijos, vivir en california, en una casa grande y luego ir a pasear a la playa de Malibú. Pero bueno. Yo vivo en México y ella vive con Darren Aronofsky.
Jennifer Lawrence se rebela. Gesta una actuación poderosa, realmente increíble, con rabia, pudor, fuerza, con temperamento y se sale por completo de la propia atmósfera de la película y de su tono tan superfluo, ficticio e irreal. Por lo que su papel y su trabajo hacen creíble la interpretación y la dirección de la historia, atrapando a su homólogo y coprotagonista, Chris Pratt, que asume y se mimetiza en la misma fuerza. Incluso, Pratt merece aplausos, porque gran parte de la película, la carga sobre sus hombros.
Y no te aburres.
Te diviertes.
EXHS
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