ANIMALES NOCTURNOS
No sé si sabían, pero, Tom Ford es un gurú de la moda, influenciador de la moda en grandes empresas como Gucci e Ives Saint Laurent.
Yo no sabía quién era Tom Ford.
Fui al cine porque quería ver una película, y sabía que Jake Gyllenhall y Amy Adams eran garantía. Los quería ver en escena. Me parecía que había una buena idea detrás de una película que reunía a dos grandes actores. Y en efecto, así fue, pero fue más allá de cualquier expectativa. Superó mis predicciones, mis aspiraciones. Me encontré con una obra maestra.
Es una maravillosa película, una obra de arte. Artística, con una preciada fotografía, con una edición increíble, con cada corte magistral que muy pocas veces puedes presumir en cine. Tom Ford comienza la película de forma brutal, contundente, atrapa la mirada y la atención en una historia profundamente emotiva.
Tom Ford escribió un guión impresionante. Tom Ford dirigió sus ideas con maestría, con profundo conocimiento, en arte, con tonos en suspenso, en thriller, emotivos, sentimentales. Plasma las atmósferas del materialismo y del corazón, plasma cuando se pierde el alma y plasma cuando estás en sintonía con las más hondas emociones del amor.
Es una obra cinematográfica con múltiples niveles de lectura, en materia artística, cinematográfica, de escritura, representación, actuaciones. Es un verdadero deleite. Y Tom Ford logra todo esto, trabajando la representación de la historia de una mujer que decide abandonar la apuesta por el amor para redimirse ante los intereses y requisitos que impone el sistema en el que muchos de nosotros nos encontramos. Donde tomamos decisiones en base a los que nos impone el sistema social y no el del corazón, por miedo a perder, por miedo a terminar como lo que no queremos llegar a ser, en fracaso profesional, monetario, y muchas cosas más que creemos que somos, pero que no se acomodan al verdadero concepto que nos define, el amor.
Por eso, Tom Ford, comienza su película mostrando lo que la sociedad no quiere que seamos. Muestra lo que es anti sistema, lo que es contrario a la pérdida de nuestra libertad. Ford muestra la libertad, algo que no nos atrevemos a ser. Preferimos acomodarnos a los intereses que hemos construido y que consumimos. Por eso, la primer mirada que podemos apreciar, es arrojarnos a la crítica del hiper consumismo, que nos obliga a tomar decisiones fuera del amor. Y toda esta historia, se cuenta, bajo la perspectiva del personaje que interpreta Amy Adams, Susan Morrow.
Susan Morrow tiene todo. Tiene todo lo que queremos a nivel material. Puede ser artista, puede ser mujer con estatus social. Puede ser importante. Tiene el auto que quiere, la casa que quiere. Tiene empleados, tiene una vida que ha construido en perfección para gozar "la felicidad". Pero, tal vez todo ha sido construido. Hace tiempo, se casó con un hombre al que amaba, pero él no garantizaba certidumbre para sus goces económicos, sociales, culturales. El hombre podía fracasar. Tenían una relación que parecía ir sin rumbo, a ningún lado, donde sus aspiraciones se desvanecían. Ella no veía una vida en común con aquel joven sensible que aspiraba en convertirse en un escritor importante, ingenioso que pudiera compartir sus obras con el mundo. En cambio, el amor fue cubierto por la sombra del miedo, por la sombra de la sociedad, que le hacía dudar que ese amor pudiera darle lo que ella representaba en el mundo, dinero, estatus, moda, viajes, poder, gloria. Ella no tenía un estilo de vida que pudiera mantenerse con cierta cantidad de dinero o bajo un esquema donde tuviese que vivir sin ciertos recursos que le acomodaban para continuar su estilo de vida. No. Por eso, era preferible abandonar la tonta fantasía de vivir un amor que no complace otras variables socioeconómicas.
Así, mucho tiempo después de su divorcio. Aquel joven escritor, realiza una novela que pronto será publicada, pero manda una copia antes de esto a su ex mujer, a Susan, para que lea la obra que le inspiró construir.
Para Susan.
Susan inspiró al joven sensible para escribir una historia donde plasma el dolor de la pérdida. Allí, el personaje de Jake Gyllenhall, Edward Shffield, construye una metáfora del dolor que sientes cuando pierdes todo lo que amas. Él amó con todo su ser a Susan, pero ella, presionada por intereses materiales, renunció a ello y le arrebató todo lo que amaba a su pareja, le arrebató su familia. Fue egoísta, hirió profundamente al amor genuino.
En una metáfora, plasma el dolor Edward y al final le hace ver a Susan que una vez que le arrebató todo lo que quería, ya no quedaba más opción por hacer en la vida, pues una y otra vez, el principio de realidad estriba en sus vidas, un final donde ya no queda manera de recuperar el amor.
Y eso fue lo que ambos perdieron.
Es una película fascinante. Tom Ford arma una secuencia poderosa, una escena importante, la más importante donde muestra lo que sintió Edward cuando le quitaron lo que más quiso y amó en su vida. Así, en esa metáfora lo representa, lo escucha y lo imagina Susan, en su recorrido por las letras donde al final se da cuenta que dejó ir un amor sincero. Y de hecho, es la misión de Tom Ford, hacer ver cuántas decisiones se toman en la vida que hacen perder lo que en verdad amamos.
Las actuaciones son impresionantes. Todo el casting es impecable, maravilloso. Amy Adams, Jake Gyllenhall, Michael Shannon, Aaron Taylor-Johnson. Todos merecen un gran reconocimiento. Hicieron una labor excelsa, portentosa, fascinante.
La música, las palabras, los parlamentos, la fotografía, el arte, la dirección, las actuaciones.
Es una película entrañable.
Es una de mis películas favoritas que llevaré en el corazón por el resto de mi existencia.
Erick Xavier Huerta
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