The Iron Claw

"Desde que era niño, decían que mi familia estaba maldita. Mamá trató de protegernos con Dios. Papá trató de protegernos con la lucha libre. Dijo que si éramos los más rudos, los más fuertes, los más exitosos...nada podría hacernos daño. Le creí. Todos le creímos."

La épica historia de la vida de los hermanos Von Erich, quienes hicieron historia en la competencia intensiva en el mundo internacional de la lucha libre a principios de la década de los 80’s.

Dirigida espléndidamente por Sean Durkin. Durkin además construye un guión magistral, excepcional, que da pie a una épica obra cinematográfica sobre la humanidad, la hermandad y el destino. 

Disfruté cada minuto de esta película.

Dirección, guión, actuaciones, producción, edición, es una obra maestra. Esta es una película que hay que ver. Maura Tierney, Harris Dickinson, Jeremy Allen White, todos están espectacular. Uno de los mejores castings que he visto en pantalla. Uno de los mejores trabajos de Efron en pantalla grande, porque además Efron demuestra la humildad de un actor cuando está completamente al servicio de toda la producción.

Protagoniza Zac Efron donde hace un trabajo magistral, digno merecedor de cualquier premio. Las actuaciones de todo el reparto son sobresalientes, pero Efron en el protagónico cumple de sobremanera, encarna enteramente el espíritu de toda la familia Von Erich, una cosa compleja que Zac logra de forma sobresaliente.

Es una de las mejores actuaciones de su carrera. 

Zac Efron es Kevin Von Erich, joven que se dedica a la lucha libre profesional gracias al empuje y orientación de su padre. Lo que conocemos en Kevin, es un joven que tiene vocación de familia, y observamos cómo se da este descubrimiento, un portentoso retrato de amor a la familia, y un portentoso retrato de cómo un individuo encuentra su autonomía y su destino, y cómo a través de esa individualidad funda una nueva familia que deberá cumplir un nuevo destino, libre de cualquier pasado tormentoso que otras generaciones antes pudiesen haber sufrido. Y es que la familia Von Erich tenía tremendas supersticiones sobre la mala suerte, y el destino fatídico. ¿Es maldición tener un apellido? ¿Es maldición haber sido descendiente de cierta familia? ¿Cómo proteger a las futuras generaciones? Todos estos cuestionamientos se los hace Kevin Von Erich, y sabrá que cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir, lecciones qué aprender, que cada uno funda su familia pero finalmente la familia está para que individuos crezcan en libertad, tengan raíces y entre todos se inspiren a ser cada uno la mejor versión de sí mismos. 

Holt McCallany entrega una actuación tremendamente poderosa. Digna de todo reconocimiento. Holt interpreta a Fritz Von Erich, un apasionado del deporte de la lucha libre profesional. Inspira a sus hijos a que sean deportistas y a que sigan sus pasos, y lo logra.

La película también aborda la cualidad vulnerable que tiene el ser humano, a pesar de su resistencia y fortaleza física, el ser humano es sensiblemente vulnerable, y más por su mente. La inestabilidad mental da parte a enfermarse, a perturbarse por completo por pensamientos y emociones negativas. 

Creo que esta película tiene una gran importancia y resuena hoy con mucha fuerza por el problema de salud pública respecto a las enfermedades mentales originadas por el estrés de la vida cotidiana y el sufrimiento implicado por la auto exigencia. Además de la búsqueda de la felicidad que entraña la búsqueda del éxito, erróneamente comprendido a través de la cultura del imaginario colectivo que hace pensar que se logra todo eso, felicidad y éxito cuando se obtienen los premios, la fuerza, el poder, la fama. Tratar de buscar ser el mejor a través de la competencia, habla de la carencia y del egoísmo, del inevitable sufrimiento que se ha culturizado en nuestra sociedad, porque así se ha instituido, y las personas buscan sanar, y de pronto al ofuscar su mente no encuentran alternativa, salida, y optan por la violencia contra uno mismo y contra los demás, y muy lamentablemente, contra los que esperan más de nosotros, contra nuestros seres queridos, nuestros seres más amados. 

Una película que habla de la tremenda importancia de cómo siempre nos necesitan más de lo que pensamos, aquellos que más amamos. Y que no hay mayor espacio sagrado que aquel donde hubo odio y hoy hay amor, y ese espacio y ese lugar, es la familia.

Pero siempre hay alternativas, siempre hay esperanza, y siempre hay amor.

Una de las mejores películas que he disfrutado en pantalla grande. Una épica historia, un gran clásico del cine norteamericano,

Una película que hay que ver. 

Erick Xavier Huerta