Sound of freedom

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La increíble historia del agente de seguridad nacional que se convirtió en un forajido vigilante con misión de rescatar a cientos de niños de las manos de traficantes y tratantes de personas. Dirigida por Alejandro Monteverde, hombre de confianza de Eduardo Verástegui. Estelariza Jim Caviezel, Mira Sorvino, Bill Camp, Cristal Aparicio, Javier Godino, Yessiva Borroto, Manny Perez, Eduardo Verástegui, José Zuñiga, Gustavo Sánchez Parra.

Gustavo Sánchez Parra está espectacular, enriquece el elenco de sobremanera. De igual forma, Gerardo Taracena enriquece el reparto de sobremanera. 

Muy buen trabajo de casting y de producción y hay varias secuencias dignas de admirar en la dirección de Monteverde, cambios de luces, fotografía y secuencias bien adaptadas para tener una experiencia cinematográfica en una narrativa circular, donde comienza termina, y da origen a una nueva experiencia percibiendo la problemática del mundo latente, existiendo ahora mismo.

¿Qué vamos a hacer?

Exacto. Para poder resolver un problema, primero hay que admitir que hay un problema. En efecto, el problema de la esclavitud humana no termina, solo se ha transformado de acuerdo a las adecuaciones del contexto socio político y económico que ocurre en nuestras sociedades de occidente. Lo preocupante es que es un asunto creciente.

Tim Ballard

La valentía en esta producción cinematográfica comandada por Verástegui, que hoy busca la presidencia de México, toma más fuerza con esta película que le ayuda a posicionar su imagen, a nivel nacional e internacional, y estriba, se centra en denunciar la responsabilidad y corresponsabilidad que tiene Estados Unidos de Norteamérica como principal consumidor de tráfico de infantes para producir pornografía y para explotarles sexualmente. Es decir, Estados Unidos de Norteamérica, “líder” mundial, es el semillero que ha dado origen a una corrupción que se ha extendido en nuestro continente; pero paradójicamente, en este sombrío contexto, del mismo Estados Unidos de Norteamérica, han surgido líderes como Tim Ballard, personaje en el cual se basa esta película.

Tim Ballard es una luz en esta sombría historia real. Ballard, en efecto ha operado para combatir el tráfico humano de niños y niñas en nuestro continente, y ha fundado una organización de operaciones encubiertas para desmantelar toda esta red de tráfico humano que opera en el mundo. 

El tema es que este tema ha sido marginado, y puesto a la sombra de todo lo que está ocurriendo y es primeramente, lo más urgente qué resolver. No es posible que se permita el auge de una industria de perversión que ronda más allá de los 150 billones de dólares, centrando toda actividad en explotar seres humanos y después ser desechados para vender sus órganos en el mercado negro. 

Ballard se convirtió en un agente de cambio, porque demostró que sí es posible la cooperación en los países y más cuando no estorba la burocracia de los gobiernos. Se ha avanzado muy poco en acuerdos y resoluciones multilaterales para abordar las soluciones a este problema. Por eso Ballard avanzó más por su cuenta que con apoyo del gobierno. Esto no puede continuar así y tampoco deben seguir las fronteras y soberanías obstaculizando la cooperación internacional para resolver problemáticas que aquejan a toda a la humanidad como ocurre en nuestras regiones americanas.


La película retrata el trastorno de una gran comunidad de seres humanos que viven, enajenados, dormidos, fuera de sí, violentando niños, por sus comportamientos compulsivos, aquellos que ocurren a pesar suyo, se violentan y proyectan y ejercen su violencia. Pues, para que la violencia exista, requiere de una mente que la concibe, un corazón que la asume y una mano que la ejecuta. 

Estos comportamientos tan violentos, son retratados sensiblemente por el director Monteverde, que así contempla esta violencia, tipos enajenados y fuera de sí. Incluso, hay un pasaje tremendamente estremecedor y con absoluta redención que cuenta el momento del instante en que se produce la epifanía, el arrepentimiento de quien estuvo violentando. Por la enajenación y el comportamiento compulsivo de controlar, dominar y abusar con justificación del dinero, la contratación de prostitutas y de niños para abusarles, ocurre por eso, la falta absoluta de empatía, el más bajo nivel de conciencia, que de pronto, en este tipo culmina cuando observa en la mirada de quien abusa, la profunda tristeza, la falsa personalidad, el engaño, la ficción de un encuentro que no es por voluntad, que no es por amor, que es por miedo. 

En Estados Unidos de Norteamérica, explotan sexualmente a sus infantes y ha sido tanta la demanda que han tenido que expandir las operaciones de tráfico, lo cual alarma y advierte de sobre manera de la consternación que padece una sociedad tremendamente enferma.

Este problema ha contaminado al mundo, al tanto del que tiene capital termina abusando de países pobres para fomentar la explotación sexual, pues niños y niñas, por dinero, se prestan a ser objetos de tales abusos, justo como narran historias del caso Jeffrey Epstein. 

Escuchaba a productores enaltecer el trabajo de dirección de Monteverde, pues el objetivo de Alejandro Monteverde era construir una narrativa donde el espectador experimentara al final el principio de la experiencia. Así es, este es el resultado remarcado de la experiencia del filme, pues al final de la película nos llenamos del cúmulo de inspiración que produce la historia de coraje y determinación de Tim Ballard que contagia a que cada uno se convierta en agentes de cambio. Estar despiertos y atentos a utilizar las herramientas de la comunicación para producir y generar conciencia, es una de las mayores místicas que experimentamos al final del filme. 

Ballard tiene una familia conservadora, incluso la ha ampliado. Ballard tiene vocación de familia, a dos niños que rescató los acabó adoptando. Ballard reconoce que su esposa fue factor y voz de motivación que le imprimió coraje para continuar su lucha combatiendo el tráfico sexual de infantes. 

Una historia tremendamente inspiradora.

La primera parte de esta película está enmarcada en una atmósfera de profunda tristeza por el mal que está ocurriendo en Estados Unidos de Norteamérica y en el mundo. En este valle infernal se mueve Ballard, y en este tenebroso camino, su luz es proclive a escuchar el sonido de la libertad: la paz.


Erick Xavier Huerta


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