Loving Vincent



Dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman.
Escrita por Dorota Kobiela, y Hugh Welchman.

El padre del arte moderno.
En el arte, se requiere coraje, para amar.
Un ser misterioso, un ser reservado, que gozaba su profunda soledad, y amaba profundamente la vida.

Espléndida película. Cada cuadro fue una inspiración para contar y honrar la vida de Van Gogh en cine de animación. El proceso creativo fue verdaderamente espectacular, pues filman y sobre cada cuadro registrado, se levantaba un trabajo espectacular de pintura en óleo para animar las escenas que van retratando y narrando una historia que recuerda, que remembra aquellos pasajes de lo que se pudo conocer acerca del gran artista: Vincent Van Gogh.

Dicen que en la vida de un artista, lo más difícil son los primeros cuarenta años. 
Ahora, para cualquier persona mundana, trabajar implica hacer algo que remunere, que genere ingresos, que genere moneda, de lo contrario, eres un inútil, un inservible para la sociedad. Para la sociedad capitalista, y para la socialista, un artista, puede ser alguien inservible, aunque siempre y cuando sirva para los intereses de los que gobiernan, para entretener a las masas, para desviar la atención para generar enajenación, como el futbol, como actividades tan lúdicas y catárticas para las masas.

Un verdadero artista se deja guiar por los dictados de su corazón. Un verdadero artista hace lo que su corazón quiere, y sigue a su corazón ante cualquier adversidad. Un verdadero artista honra y obedece a su corazón. 

Vincent Van Gogh, pintor holandés, murió el 29 de Julio de 1890. Sus cuadros hoy son inolvidables, pero cuando él tuvo vida, padeció pobreza y miseria.

Es un trabajo cinematográficamente espectacular, honrando a las bellas artes, por esta combinación tan hermosa entre la pintura al óleo, la animación, el arte visual y la cinematografía embelesada con todo lo que entraña ello: música, actuación, parlamento, palabra, poesía. 
Después de la muerte de Van Gogh comienza esta historia, y una carta final del artista debe ser entregada a la familia de Vincent, a quien fuese esposa de su hermano. Esto comienza a despertar la intriga y la fascinación por la vida de este gran pintor a quien encomiendan la entrega de la carta final. Y nos vamos inmiscuyendo en la narrativa de esta historia de arte, bajo la cosmovisión del universo-mundo de Vincent Van Gogh, en la tradición de su arte-pintura. Así nos adentramos a estos cuadros, estas escenas en la vida de Vincent, en su apasionada aventura, a través de los ojos que pudieron apreciar parte del recorrido de su vida y quienes inspiraron retratos de esta aventura de existir en la conciencia de Vincent. Miramos los sentimientos y las emociones de Vicent a través de su propio legado, eso lo hace verdaderamente un viaje de experiencia íntimo y portentoso.

Nos asomamos al espíritu de Vincent a través de los ojos de quienes sí le conocieron y hasta sirvieron de inspiración.
Nuevamente, de manifiesto, la historia de amor de dos hermanos, Theo y Vincent. Theo que siempre dio todo a Vincent para cumplir sus sueños, sin pedir nada a cambio más que la felicidad y la auto realización del ser en Vincent Van Gogh.

Al final, queda una especulación del drama de muerte de Vincent, y deja tintes de un tremendo dolor por la propia auto conmiseración y la nobleza y la humildad de Vincent al dejar el mundo, al dejar de ser una carga para su hermano, al encontrar el umbral de la redención absoluta en el encuentro de la historia final en esta existencia.

Pero poco importa qué produjo la muerte, de un soñador que siempre habitó en sus ilusiones, en sus mayores anhelos, en los colores de su pensamiento.
Vincent, después de pintar en vida,
es eterno.

Profunda,
entrañable,
amorosa. Inolvidable.


Erick Xavier Huerta

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