"Robin Williams: Come Inside My Mind"
Robin Williams es uno de mis actores favoritos. Sus películas llenaron de alegría mi vida, impregnaron buenos recuerdos y sirvieron de referencia para tener una actitud siempre de entusiasmo y alegría.
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor.
¿Cómo era posible que un hombre que proyectaba tanta alegría, entusiasmo y esperanza y amor, de pronto habría muerto por suicidio?
El once de agosto del 2014 fue encontrado muerto Robin Williams en su dormitorio. Tal noticia fue abrumadora para el mundo del espectáculo, para hollywood, para sus fans. Ya no más Robin Williams.
Tenía 63 años.
Ahora puedes hacer reír a dios, en el cielo Robin.
Se había suicidado. Se ahorcó, como Judas.
Y nada importó, ni las memorias de la sociedad de los poetas muertos, ni más allá de los sueños, ni Patch Adams para aliviar el dolor.
HBO trae un homenaje y un retrato del ser Robin Williams, espléndidamente dirigido por Marina Zenovich.
Zenovich cuenta la biografía de Robin Williams, por lo que ya sabemos, por las referencias, por su propia carrera, los programas que hizo, su trabajo en stand-up, hasta convertirse en una estrella de Hollywood. El retrato nos muestra un tipo carismático, de cajón, abrumadora revelación de lo que es ser carismático, y cómo todo se da con facilidad, a pesar de que el tipo carismático cuenta con miedos e incluso piensa que de pronto todo ese brillo, fulgor, éxito acabarán. No termina, sigue y sigue. Es la estrella en su máximo esplendor, y es tanta la energía que posee un carismático que no cuenta de los peligros y se arroja a todo con toda la energía que rebosa la pasión por exprimir cada instante de la vida sin poder tocar piso, deambulando por los cielos, sin querer aterrizar nunca, sin querer asumir responsabilidades, sólo hace y hace y goza y goza sin medir consecuencias. Así, Robin corre y corre y vuela sin medir distancias, sin querer echar raíces en ningún lugar y veremos entonces cómo incluso sus parejas más amadas tienen que decirle adiós, porque no sabe echar raíces.
Zenovich consigue un audio donde el propio Robin Williams narra su intra biografía, lo que él recuerda de sí en consonancia y en relación con sus circunstancias y cómo las ha ido abordando. No ha medido consecuencias. De pronto, como el propio trabajo de Terry Gilliam muestra en una de las películas que protagoniza Williams, el pescador de ilusiones, «siempre habrá algo que le rompa de su viaje por su imaginación y le haga tocar tierra».
El carismático no vive mucho tiempo, se consume, se auto destruye en su éxtasis.
Robin consigue alcanzar los 63 años, y parece que logra cruzar la línea, pero ha cruzado cuando ya debió haberse extinguido.
Zenovich, muestra cómo Robin hacía terapia contando chistes, burlándose de él mismo en sus performances de stand-up. Zenovich magistralmente nos muestra al verdadero ser de Robin Williams, proyectado en cada uno de sus trabajos profesionales, con las propias líneas de los personajes que le ha tocado interpretar. Aprovecha al día al máximo, busca el amor con fuerza y entusiasmo, le asusta no ser amado, ama el silencio, le apasiona vivir, le apasiona servir, le apasiona hacer reír y vivir intensamente.
Cada una de sus experiencias son vividas por Williams al máximo, pero siempre sufre la amenaza de estar desestabilizado por gozar al máximo, el mundo de las drogas, de los apegos, del sexo, de las sensaciones, del poder y del dinero. Y el propio Williams busca filosofía y maneras para controlarse, incluso sus propias parejas son las que le dan equilibrio a su vida, y le vuelven hacer aterrizar. La filosofía Zen, el Buda, siempre están presentes en la vida de Williams.
La repercusión de varios momentos de Williams, por abuso de drogas y alcohol, tendrán consecuencias graves en su salud, y de igual forma, su auto exigencia por trabajar más de lo debido. Williams vive al límite, y lleva su corazón al límite, al punto de dejarlo exhausto. Williams deberá sufrir una operación de emergencia a su corazón, por la fatiga que le provoca y por las propias estelas que dejó una juventud que se arrojó al abuso de las drogas y el alcohol.
Robin Williams era un genio.
Zenovich aborda todas las facetas de Williams y muestra una verdadera revelación del ser de Williams por su intra biografía, su infancia, su personaje como padre, esposo, hermano, colega, actor, amigo.
Robin Williams irradiaba alegría y pasión. Sin embargo no pudo perdonarse, ni acabó por ser bueno con él mismo. De nada sirvió más allá de los sueños, cuando sabía él mismo que el infierno es mental, es psicológico. No pudo perdonarse el hecho de ir perdiendo algunas facultades, como la agilidad mental o la motricidad. Era un energético carismático, que no medía consecuencias. El apego a su propia esencia racional y motriz, le llevó a deprimirse y a no aceptar la realidad y la nueva faceta que enfrentaba teniendo que ir abandonando la juventud y el éxtasis. No quería transitar a un mundo con menor energía motriz y racional. No quería tener menos energía. Era inconcebible, inaceptable, por eso fue acuñando sufrimiento.
La adicción es un apego, a una sustancia. Suple la sensación de bienestar, por un momento, o para desprenderse de la realidad de lo real. Williams tenía muchas adicciones y apegos, ser para los demás, ni siquiera para él mismo, obtener audiencias, fama, sensaciones, poder y dinero. Y así, como en la sociedad de los poetas muertos, se suicidó, por de pronto ver cómo el mundo echa sombras sobre todos los sueños.
“Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería sacarle el jugo a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido.”
El sufrimiento es psicológico.
Nada importó. Ni los propios aprendizajes de la gran película "despertares", donde el propio Williams tuvo la epifanía y la revelación de poder encontrar la chispa divina, aquello que está más allá de la razón, la fe y el alma.
Robin Williams se enfrentó a los primeros indicios de alzhéimer, y de parkinson. Todo eso le indujo a una depresión inmensa.
La prisa es miedo.
Robin Williams se apresuraba a hacer y hacer más y más. Y se apresuró a perder la vida.
El universo es mental.
Zenovich retrata a uno de los hombres más geniales que han venido al mundo a irradiar alegría, pasión, entusiasmo, fe y perseverancia. Su propia vida es legado y muestra de vivir al máximo y muestra de igual forma que se puede vivir al máximo cuidando siempre nuestro bienestar, nuestra mente, cuidando siempre cada uno de nuestros pensamientos.
La vida es maravillosa.
Zenovich muestra la humanidad a través de uno de sus grandes representantes,
Robin Williams.
Erick Xavier Huerta
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor.
"La cocaína es la forma que tiene Dios para decirte que estás ganando mucho dinero".
Robin Williams
¿Cómo era posible que un hombre que proyectaba tanta alegría, entusiasmo y esperanza y amor, de pronto habría muerto por suicidio?
El once de agosto del 2014 fue encontrado muerto Robin Williams en su dormitorio. Tal noticia fue abrumadora para el mundo del espectáculo, para hollywood, para sus fans. Ya no más Robin Williams.
Tenía 63 años.
Ahora puedes hacer reír a dios, en el cielo Robin.
Se había suicidado. Se ahorcó, como Judas.
Y nada importó, ni las memorias de la sociedad de los poetas muertos, ni más allá de los sueños, ni Patch Adams para aliviar el dolor.
HBO trae un homenaje y un retrato del ser Robin Williams, espléndidamente dirigido por Marina Zenovich.
Zenovich cuenta la biografía de Robin Williams, por lo que ya sabemos, por las referencias, por su propia carrera, los programas que hizo, su trabajo en stand-up, hasta convertirse en una estrella de Hollywood. El retrato nos muestra un tipo carismático, de cajón, abrumadora revelación de lo que es ser carismático, y cómo todo se da con facilidad, a pesar de que el tipo carismático cuenta con miedos e incluso piensa que de pronto todo ese brillo, fulgor, éxito acabarán. No termina, sigue y sigue. Es la estrella en su máximo esplendor, y es tanta la energía que posee un carismático que no cuenta de los peligros y se arroja a todo con toda la energía que rebosa la pasión por exprimir cada instante de la vida sin poder tocar piso, deambulando por los cielos, sin querer aterrizar nunca, sin querer asumir responsabilidades, sólo hace y hace y goza y goza sin medir consecuencias. Así, Robin corre y corre y vuela sin medir distancias, sin querer echar raíces en ningún lugar y veremos entonces cómo incluso sus parejas más amadas tienen que decirle adiós, porque no sabe echar raíces.
Zenovich consigue un audio donde el propio Robin Williams narra su intra biografía, lo que él recuerda de sí en consonancia y en relación con sus circunstancias y cómo las ha ido abordando. No ha medido consecuencias. De pronto, como el propio trabajo de Terry Gilliam muestra en una de las películas que protagoniza Williams, el pescador de ilusiones, «siempre habrá algo que le rompa de su viaje por su imaginación y le haga tocar tierra».
El carismático no vive mucho tiempo, se consume, se auto destruye en su éxtasis.
Robin consigue alcanzar los 63 años, y parece que logra cruzar la línea, pero ha cruzado cuando ya debió haberse extinguido.
Zenovich, muestra cómo Robin hacía terapia contando chistes, burlándose de él mismo en sus performances de stand-up. Zenovich magistralmente nos muestra al verdadero ser de Robin Williams, proyectado en cada uno de sus trabajos profesionales, con las propias líneas de los personajes que le ha tocado interpretar. Aprovecha al día al máximo, busca el amor con fuerza y entusiasmo, le asusta no ser amado, ama el silencio, le apasiona vivir, le apasiona servir, le apasiona hacer reír y vivir intensamente.
Cada una de sus experiencias son vividas por Williams al máximo, pero siempre sufre la amenaza de estar desestabilizado por gozar al máximo, el mundo de las drogas, de los apegos, del sexo, de las sensaciones, del poder y del dinero. Y el propio Williams busca filosofía y maneras para controlarse, incluso sus propias parejas son las que le dan equilibrio a su vida, y le vuelven hacer aterrizar. La filosofía Zen, el Buda, siempre están presentes en la vida de Williams.
La repercusión de varios momentos de Williams, por abuso de drogas y alcohol, tendrán consecuencias graves en su salud, y de igual forma, su auto exigencia por trabajar más de lo debido. Williams vive al límite, y lleva su corazón al límite, al punto de dejarlo exhausto. Williams deberá sufrir una operación de emergencia a su corazón, por la fatiga que le provoca y por las propias estelas que dejó una juventud que se arrojó al abuso de las drogas y el alcohol.
Robin Williams era un genio.
Zenovich aborda todas las facetas de Williams y muestra una verdadera revelación del ser de Williams por su intra biografía, su infancia, su personaje como padre, esposo, hermano, colega, actor, amigo.
Robin Williams irradiaba alegría y pasión. Sin embargo no pudo perdonarse, ni acabó por ser bueno con él mismo. De nada sirvió más allá de los sueños, cuando sabía él mismo que el infierno es mental, es psicológico. No pudo perdonarse el hecho de ir perdiendo algunas facultades, como la agilidad mental o la motricidad. Era un energético carismático, que no medía consecuencias. El apego a su propia esencia racional y motriz, le llevó a deprimirse y a no aceptar la realidad y la nueva faceta que enfrentaba teniendo que ir abandonando la juventud y el éxtasis. No quería transitar a un mundo con menor energía motriz y racional. No quería tener menos energía. Era inconcebible, inaceptable, por eso fue acuñando sufrimiento.
La adicción es un apego, a una sustancia. Suple la sensación de bienestar, por un momento, o para desprenderse de la realidad de lo real. Williams tenía muchas adicciones y apegos, ser para los demás, ni siquiera para él mismo, obtener audiencias, fama, sensaciones, poder y dinero. Y así, como en la sociedad de los poetas muertos, se suicidó, por de pronto ver cómo el mundo echa sombras sobre todos los sueños.
“Me interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería sacarle el jugo a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en el instante de mi muerte que no había vivido.”
El sufrimiento es psicológico.
Nada importó. Ni los propios aprendizajes de la gran película "despertares", donde el propio Williams tuvo la epifanía y la revelación de poder encontrar la chispa divina, aquello que está más allá de la razón, la fe y el alma.
Robin Williams se enfrentó a los primeros indicios de alzhéimer, y de parkinson. Todo eso le indujo a una depresión inmensa.
La prisa es miedo.
Robin Williams se apresuraba a hacer y hacer más y más. Y se apresuró a perder la vida.
El universo es mental.
Zenovich retrata a uno de los hombres más geniales que han venido al mundo a irradiar alegría, pasión, entusiasmo, fe y perseverancia. Su propia vida es legado y muestra de vivir al máximo y muestra de igual forma que se puede vivir al máximo cuidando siempre nuestro bienestar, nuestra mente, cuidando siempre cada uno de nuestros pensamientos.
La vida es maravillosa.
Zenovich muestra la humanidad a través de uno de sus grandes representantes,
Robin Williams.
Erick Xavier Huerta
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