Lakbayan
Lakbayan reúne a tres cineastas, y a través de su mirada podemos conocer la cosmovisión del cine filipino.
Filipinas cumple cien años de hacer cine. Hace cien años Filipinas comenzó a hacer cine. En el international film festival de Guanajuato en su edición XXII se dio a conocer un reconocimiento a todo el pueblo filipino por sus aportaciones cinematográficas. Y realmente fue bastante interesante, porque coincidimos en muchas cosas. La cosmovisión de México y Filipinas tienen puntos de encuentro mucho más evidentes, cuando vemos la realización de cine de ambos países. Ambos países cuentan con la religión católica como principal tradición espiritual, y ambos países cuentan con una historia de colonización por España; y ambos países lucharon por su independencia. Ambos países han contado con la amenaza de la industrialización, que siempre acaba por dañar a la naturaleza. Ambos países cuentan con luchas históricas de parte de sus campesinos por la defensa de la tierra y de la libertad. Ambos países poseen todavía una gran brecha de desigualdad.
En Lakbayan, se reúnen tres directores para contar tres historias distintas, pero que acaban por tener conexión en distintos rubros, primero por la humanidad, segundo por lo que les identifica, la pertenencia de ser parte del país Filipino. Lav Díaz, Brillante Mendoza y Kidlat Tahimik son los encargados de dirigir sus respectivas historias en Lakbayan.
Lav Díaz.
"Hugaw"
Primero vemos esta historia "Hugaw", en blanco y negro, dirigida por Lav Díaz, que cuenta la historia de campesinos, y vemos de cerca, la relación del hombre y la naturaleza. Hay una gran oda y homenaje al cine de Andrei Tarkovsky.
El hombre y la naturaleza, lo salvaje, lo indiferente del mundo ante las necesidades propias del hombre cuando busca sobrevivir todos los días, al clima, a las bestias, a su propio ser. Es la gran lucha del hombre con su circunstancia, en todo momento, con él mismo. Y en esta historia, hay actuaciones, puesta en escena. Una realización muy académica y contemplativa de Lav Díaz.
Después viene la historia de Brillante Mendoza.
"Desfocado"
Gran realización, en estilo documental, sobre la lucha de campesinos. Mendoza muestra la protesta en filipinas, el dolor, el sacrificio, la lucha por un legado de honor y cómo afecta esto al observador, en este caso al del director que recoge el documento, y cómo se acaba por convertir en uno más del movimiento de protesta. Es acogido, es aceptado, y además todo ello imprime más fuerza en el documento que habrá de mostrar el documentalista. Gran trabajo y realización.
La última historia corresponde a Kidlat Tahimik (“Lakaran di Kabayan/Kabayan’s Journey to Liwanang”)
Kidlat Tahimik nos cuenta el trayecto que hace su hijo y sus nietos, hacia Liwanang, en una historia, como fábula, donde un recorrido corto es metáfora para todo el sentido de la vida. Todos vamos hacia la luz. Así comienza la historia cuando el propio Tahimik, protagonista en la historia, cuenta y dice a su nieto que busque la luz al interior de su corazón. Así iremos de la mano en una travesía, un road trip, donde conoceremos distintos personajes que van alimentando y nutriendo el alma de los viajeros, cuyo destino final es la luz.
Gran realización, con tres distintas experiencias, emotivas, llenas de corazón y todas conduciendo al amor.
Felicidades por cien años de hacer cine Filipinas.
Erick Xavier Huerta
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