Christopher Robin: un reencuentro inolvidable
Yo crecí con las caricaturas de Winnie the Pooh. Como Christopher Robin, crecí, y me reencontré con el universo de Winnie Pooh, ahora, a mis 31 años.
He visto películas de Marc Foster. Por lo regular sí imprime un sello un poco distinto entre cada una de sus películas. La más cercana a este universo es la película de "descubriendo el país de nunca jamás", protagonizada por Johnny Deep.
Aquí, se cuenta con la manufactura de Disney y su cuidado a la marca que tanto dinero le deja.
Ciertamente, Disney cumple.
Pero además de todo, creo que la película sí concentra mucho un discurso de reencuentro para la generación que crecimos con los cuentos y caricaturas de Winnie Pooh. Ahora, desde una nueva trinchera, la generación «millennial» vive inmersa en la lucha de conseguir sus sueños, de trabajar, de pugnar por la cultura del esfuerzo para conseguir los propósitos, para trascender, y puede ser que eso sea parte del dinamismo que se vive y de la cultura imperante en donde muchas ocasiones, se hace a un lado el corazón.
La premisa puede parecer sencilla, de utilizar una que ya hemos visto en muchas otras películas. Un hombre se desconecta de lo más importante, su corazón, por atender responsabilidades.
Christopher Robin ahora es un hombre frívolo, que sí, abandonó su infancia, vivió la orfandad de perder a su Padre, luchó en la guerra, se casó, tuvo una hija mientras él seguía en guerra y regresa en épocas de depresión a tratar de seguir con su vida y de sacar adelante a su familia. La verdad, parece que no hay mucho propósito en la vida de Christopher Robin. Son épocas depresivas.
En este tiempo, Winnie Pooh despierta, al parecer de un letargo, y no encuentra a sus amigos, entre ellos a Christopher Robin. Y aquí comienzan una serie de lecciones de Pooh a todo el mundo, sobre la elegancia espiritual.
Winnie Pooh es el gran filósofo.
Pooh demuestra que en la simplicidad de las cosas, reside la sabiduría. Pooh contempla el mundo y los universos de los demás. Pooh no juzga. Pooh siempre es amable con él y con los demás. Winnie Pooh es amable, por eso todos se conmueven.
La gran lección de Winnie Pooh es la contemplación. Observa, describe, descubre. No juzga. Mientras tanto, Igor se lamenta, pero el mundo siempre lo rescata. Mientras tanto Piglet sufre ansiedad, estrés y miedo. Tigger es maniaco, y su euforia le lleva a perder control emocional, hasta caer en la ira. Todos los amigos de Pooh son emociones desbordadas, y así ven el mundo. Winnie sólo contempla, y no juzga a nadie. Incluso opta, muchas veces por no hacer nada. Winnie no lucha con el mundo, le da paso a la armonía y siempre es amable.
Winnie es amable con él, y con todo el universo.
Ahora, Christopher Robin se preocupa, tiene estrés, se enoja, es frío, poco empático. Pondera más el torbellino de la vida, y se siente atrapado. Winnie, el filósofo, le hace ver lo absurdo de sus acciones al no estar en consonancia con su corazón. Así, poco a poco, Christopher Robin se reencuentra con su corazón.
Esa es la gran maravilla de esta película. Es simple en su argumento, incluso predecible, pero es sustancial y profunda en las lecciones filosóficas que da Winnie Pooh al mundo, a Christopher Robin, incluso en la contemplación del sistema político, social y económico del capitalismo salvaje. Winnie Pooh es voz de los grandes místicos del mundo, que han ponderado estar en armonía con el universo, en consonancia con el corazón, en la misiva primordial de ser siempre amables y lograr cosas maravillosas.
Pooh nos da un discurso lleno de esperanza, de consuelo, de misericordia, de amor.
Winnie siempre está. Siempre hace todo lo posible por no molestar, por ayudar, por comprender. Winnie Pooh se esfuerza en comprender.
Winnie es instrumento de paz. Incluso cuando quiere miel, hace lo posible por no molestar. Winnie es dulce, y siempre busca poner amor en las situaciones más adversas; y cuando lo ofenden, él contempla, y es la máxima expresión del perdón, porque Winnie expresa con sus actos que perdona siempre todo y a todos, todo el tiempo, porque sabe que no hay nada que perdonar. Y donde hay discordia, pone armonía, y donde hay error, contempla y pone verdad. Donde hay duda, incluso, pone fe. Donde hay desesperación, pone esperanza, y donde hay tinieblas, pone luz. Donde hay tristeza, pone alegría. Donde se requiere consolación, Winnie consuela, comprende, ama. Porque dando es como se recibe, perdonando se es perdonado y muriendo, se resucita a la vida eterna.
Son grandes las lecciones de Winnie Pooh en su reencuentro con Christopher Robin.
Subrayo, la contemplación, la eliminación del juicio y siempre ser amable contigo, con todos, con todo, todo el tiempo.
Y todo estará bien.
Fascinante película.
Realmente fue un reencuentro inolvidable.
Erick Xavier Huerta
He visto películas de Marc Foster. Por lo regular sí imprime un sello un poco distinto entre cada una de sus películas. La más cercana a este universo es la película de "descubriendo el país de nunca jamás", protagonizada por Johnny Deep.
Aquí, se cuenta con la manufactura de Disney y su cuidado a la marca que tanto dinero le deja.
Ciertamente, Disney cumple.
Pero además de todo, creo que la película sí concentra mucho un discurso de reencuentro para la generación que crecimos con los cuentos y caricaturas de Winnie Pooh. Ahora, desde una nueva trinchera, la generación «millennial» vive inmersa en la lucha de conseguir sus sueños, de trabajar, de pugnar por la cultura del esfuerzo para conseguir los propósitos, para trascender, y puede ser que eso sea parte del dinamismo que se vive y de la cultura imperante en donde muchas ocasiones, se hace a un lado el corazón.
La premisa puede parecer sencilla, de utilizar una que ya hemos visto en muchas otras películas. Un hombre se desconecta de lo más importante, su corazón, por atender responsabilidades.
Christopher Robin ahora es un hombre frívolo, que sí, abandonó su infancia, vivió la orfandad de perder a su Padre, luchó en la guerra, se casó, tuvo una hija mientras él seguía en guerra y regresa en épocas de depresión a tratar de seguir con su vida y de sacar adelante a su familia. La verdad, parece que no hay mucho propósito en la vida de Christopher Robin. Son épocas depresivas.
En este tiempo, Winnie Pooh despierta, al parecer de un letargo, y no encuentra a sus amigos, entre ellos a Christopher Robin. Y aquí comienzan una serie de lecciones de Pooh a todo el mundo, sobre la elegancia espiritual.
Winnie Pooh es el gran filósofo.
Pooh demuestra que en la simplicidad de las cosas, reside la sabiduría. Pooh contempla el mundo y los universos de los demás. Pooh no juzga. Pooh siempre es amable con él y con los demás. Winnie Pooh es amable, por eso todos se conmueven.
La gran lección de Winnie Pooh es la contemplación. Observa, describe, descubre. No juzga. Mientras tanto, Igor se lamenta, pero el mundo siempre lo rescata. Mientras tanto Piglet sufre ansiedad, estrés y miedo. Tigger es maniaco, y su euforia le lleva a perder control emocional, hasta caer en la ira. Todos los amigos de Pooh son emociones desbordadas, y así ven el mundo. Winnie sólo contempla, y no juzga a nadie. Incluso opta, muchas veces por no hacer nada. Winnie no lucha con el mundo, le da paso a la armonía y siempre es amable.
Winnie es amable con él, y con todo el universo.
Ahora, Christopher Robin se preocupa, tiene estrés, se enoja, es frío, poco empático. Pondera más el torbellino de la vida, y se siente atrapado. Winnie, el filósofo, le hace ver lo absurdo de sus acciones al no estar en consonancia con su corazón. Así, poco a poco, Christopher Robin se reencuentra con su corazón.
Esa es la gran maravilla de esta película. Es simple en su argumento, incluso predecible, pero es sustancial y profunda en las lecciones filosóficas que da Winnie Pooh al mundo, a Christopher Robin, incluso en la contemplación del sistema político, social y económico del capitalismo salvaje. Winnie Pooh es voz de los grandes místicos del mundo, que han ponderado estar en armonía con el universo, en consonancia con el corazón, en la misiva primordial de ser siempre amables y lograr cosas maravillosas.
Pooh nos da un discurso lleno de esperanza, de consuelo, de misericordia, de amor.
Winnie siempre está. Siempre hace todo lo posible por no molestar, por ayudar, por comprender. Winnie Pooh se esfuerza en comprender.
Winnie es instrumento de paz. Incluso cuando quiere miel, hace lo posible por no molestar. Winnie es dulce, y siempre busca poner amor en las situaciones más adversas; y cuando lo ofenden, él contempla, y es la máxima expresión del perdón, porque Winnie expresa con sus actos que perdona siempre todo y a todos, todo el tiempo, porque sabe que no hay nada que perdonar. Y donde hay discordia, pone armonía, y donde hay error, contempla y pone verdad. Donde hay duda, incluso, pone fe. Donde hay desesperación, pone esperanza, y donde hay tinieblas, pone luz. Donde hay tristeza, pone alegría. Donde se requiere consolación, Winnie consuela, comprende, ama. Porque dando es como se recibe, perdonando se es perdonado y muriendo, se resucita a la vida eterna.
Son grandes las lecciones de Winnie Pooh en su reencuentro con Christopher Robin.
Subrayo, la contemplación, la eliminación del juicio y siempre ser amable contigo, con todos, con todo, todo el tiempo.
Y todo estará bien.
Fascinante película.
Realmente fue un reencuentro inolvidable.
Erick Xavier Huerta
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