La Jaula de Oro
Diego Quemada Díez acaba de hacer una joya cinematográfica. No sé si alguna vez se imaginó el poder que imprimiría en sus cuadros fílmicos, Quemada Díez, un tipo que se había dedicado a ser camarógrafo en varios proyectos, algunos de mayor impacto, otros no.
Qué importante ha sido que Diego Quemada Díez debute con un producto impecable en su historia, argumento, guión, gusto de casting para los actores, dirección, diseño de arte. Digo, es una gran película que me deja absorto. Es una película que me muestra las distintas facetas del amor como no cualquiera puede hacer en una historia con tanta tierra, con tanta existencia. Se muestra Dios en la desgracia que nos carcome a muchos de nuestros hermanos en la pobreza extrema.
La película no cuenta con musicalización en partes importantes, sin embargo puedes escuchar la esencia de la tensión, de la violencia que avecina, de la inestabilidad del cuerpo humano, de la condición humana porque está inmersa en un mundo hostil donde tu peor enemigo es tu semejante.
Aquella declaración de un revolucionario que dijo que nos amaramos entre nosotros no cabe aquí por completo. Hay brillos de esperanza pero esta muere cada minuto en nuestra existencia, esta tan cercana, aquella que no parece ficción, salvo, con el personaje de Chauk, interpretado magistralmente, de forma inmortal por el grandioso Rodolfo Domínguez.
La película no comienza con Chauk, sin embargo su aparición da un giro inesperado en las vidas de Juan y Sarah, dos jóvenes novios que aspiran a la vida norteamericana. La aparición de Chauk es totalmente trascendental y es a partir del camino de este personaje que el espectador se vincula con una parte espiritual muy grande que acaba en tragedia por enfrentarse a la muerte de la esperanza. Y eso es una experiencia inolvidable, lo que la conforma como uno de los proyectos mexicanos fílmicos más importantes de este siglo, y como un parte aguas que rememora una historia trágica que enfrentamos todos los días en el clasismo y discriminación que hacemos los propios patriotas de esta tierra.
Hay escenas inmortales y todas las actuaciones son sobresalientes. Es impactante la manera en que Quemada Díez logra dirigir a estos pequeños jóvenes que apenas atraviesan su adolescencia.
Es una historia que mueve las fibras del espíritu. A pesar de la desgracia que abunda en las clases populares y las menos favorecidas, el amor existe y Dios, aunque parezca un indiferente ante las desgracias que provocamos, existe, nos mira, y puede que sea con desdicha.
Brandon López, Karen Martínez y Rodolfo Domínguez entregan, lo vuelvo a decir, las actuaciones más sinceras que puedes ver en el ámbito cinematográfico. Creo que esos personajes quedan grabados en el corazón de todo el espectador de este maravilloso producto.
Una de las mejores cosas que puede impregnar la película en la conciencia del espectador, es la afirmación de que la esencia humana vale lo mismo fuera del poder que otorgan las armas y el dinero.
En el interior habita el amor, y por amor dejamos que el abuso de nuestros semejantes tenga vida, para que algún día, nuevamente, esa tierra vuelva a su origen y comprenda poco a poco, que si les ha sido permitido ahondar en la violencia, es por amor.
«La Jaula de Oro» es una obra magnífica, sobre la hermandad y los esfuerzos de una esperanza por brillar en un mundo ávido de dolor. Es una verdadera maestría del arte que nos confiere responsabilidad y nos abre el corazón...
Es una película imprescindible.
exhs
Comentarios
Publicar un comentario