Somos. Anatomía de una masacre.



SOMOS. 


En el año 2011, en la recta final del sexenio de Felipe Calderón, en la antesala de la transición en la nueva administración que encabezaría Enrique Peña Nieto, sucedería una tragedia de repercusión histórica. Una muestra representativa de lo que significa las atrocidades que ha vivido la humanidad, desde México, desde una de sus poblaciones rurales: Allende. 

Durante años, autoridades en México hicieron omisión a este caso, un atentado contra la humanidad. Todavía hoy no hay datos esclarecedores de cuánta gente ha desaparecido en Allende Nuevo León desde aquella masacre perpetrada por el grupo criminal de los Zetas. 

Netflix produce y difunde una mini serie que honra a la víctimas de Allende, Nuevo León. Esta fue una masacre que poco ha sido reconocida como un atentado contra la humanidad. La propia serie hace hincapié en mostrar que lo que ocurrió ahí no fue producto de las circunstancias ni mucho menos situaciones accidentales, sino un verdadero atentado contra la humanidad, deliberado. Por tanto, así la producción se dio a la tarea en retratar en la serie un peso fundamental en cada personaje para ir vislumbrando la humanidad que cargaba y representaba cada una de las víctimas al menos representadas por algunos casos que muestra la serie. 

La serie es impresionantemente dirigida por Álvaro Curiel y Mariana Chenillo. Ambos logran impregnar en pantalla su compromiso por honrar a cada una de las víctimas de este hecho infame. La serie también tiene un impecable casting entre actores profesionales y nuevos rostros que incursionan a la industria. Esta impecablemente narrada, con el tono adecuado, con el ritmo adecuado. Y además despierta la tremenda curiosidad por acercarse a estudiar el caso, a revivirlo y a volverlo a tratar, fundamentalmente en el estudio periodístico que hizo la renombrada (premio pulitzer) Ginger Thompson en el documento «anatomía de una masacre».

Thompson, en coordinación con National Geographic, lograron levantar este estudio periodístico sobre los hechos ocurridos en la población de Allende; y es que la población de Allende poco quiso hablar y denunciar por el trauma y secuestro que vivió su población durante años bajo el yugo del grupo criminal infame de los Zetas. Pero Ginger Thompson alude en su publicación a señalar la irresponsable y hasta deliberada decisión de los norteamericanos por provocar esta masacre. Acusa Ginger con hechos y documentos, cómo Estados Unidos de Norteamérica provocó la masacre en la población mexicana, una que arbitrariamente dejaron suceder sin importarles las repercusiones contra esta muestra de la humanidad y obviamente contra el estado mexicano. 

En esta población, cerca de la frontera con los Estados Unidos de Norteamérica (Eagle Pass), de apenas unos más de veinte mil habitantes, pues era una población rural dedicada a la ganadería que pasaba totalmente desapercibida. ¿Qué podría pasar ahí? Nadie, ni del estado mayor presidencial, ni el presidente de México ni el de Estados Unidos, periodistas, o miembros de inteligencia podrían advertir que los principales criminales del grupo de los Zetas estarían ahí viviendo cómodamente, habiendo hecho de la comunidad de Allende, su principal centro de operaciones. 

Ahora, desde los estudios de inteligencia y operaciones con el plan bilateral EU-México a través de iniciativa Merida, ya se había discutido la importancia de entablar una estrategia que primero abordara la detención de los grupos más violentos, en este caso del de los Zetas, un grupo criminal narcotraficante que se había preparado en la tradición militar, y que incluso venía de una escisión de la milicia mexicana. Pronto, cuando los militares descubrieron esta corrupción en sus filas, les expulsaron y provocaron el surgimiento de este aglomerado de los más violentos en el mundo. Así transcurrió el sexenio de Felipe Calderón, bajo estas masacres y violencia desatada a lo largo de la república, pero con profunda crisis en el norte del país por las consecuencias naturales de que ahí estaban residiendo los señores del narco. 

¿Qué había provocado que de pronto al menos cincuenta camionetas tomarán al pueblo de Allende un día cualquiera masacrando y violentando a toda la ciudadanía? Era inesperada esta acción, más por lo que hemos comentado, que el pueblo de Allende había terminado por ser el territorio bajo comando y yugo de los Zetas. 

Pues el Z-40 y el Z-42 no escatimaban en tocarse el corazón cuando implicaba traición. Una pequeña traición de uno de los miembros del pueblo, de su grupo criminal, provocó que se desatara este infierno arrasando con inocentes. 

Ginger Thompson, también puede recopilar y documentar cómo los Zetas tenían control absoluto sobre el penal de Piedras Negras, Coahuila, y signos evidentes de que quien comandaba en el estado era ese grupo criminal. Al tanto de ello, en el penal de Piedras Negras Coahuila, los reos trabajaban enteramente para los intereses del grupo criminal. Tenían incluso un taller donde hacían modificaciones a los camiones y traileres para poder depositar droga o traficar gente a través de la frontera. 

Durante horas, a todas las víctimas de Allende, los Zetas los estuvieron quemando para desaparecer rastros de la masacre, por eso hoy también es incalculable el número de personas que asesinaron y desaparecieron. 

Una historia terrorífica pero un retrato sumamente fiel que es muestra de lo que ha padecido México a lo largo de estos años, un secuestro del país a manos de los señores del narco. Esta es tan solo una representación de lo que ha tenido que ir viviendo y experimentando el país. A costa de unas cuantas detenciones e investigaciones, se han desatado verdaderos infiernos que arrasan con la humanidad. De eso se trata deste caso, esta muestra de México, que lo que pasa y ha pasado aquí es una tentado contra la humanidad, no contra un pueblo, no contra un país. 

Este pueblo, Allende, ya no era ajeno a la ilegalidad, le habían comprendido que ya era parte de su naturaleza de su existencia. Sabían los narcos que estaban operando ahí, sabían en donde vivían pero todos callaban. Las familias, dedicadas al contrabando, vivían cómodas en Allende haciendo compras los fines de semana como los regios, pero en eagle pass Texas.

Desde 2007, apunta Thompson, los Zetas llegaron al lugar y limpiaron la zona de adversarios y otros, para adueñarse por completo del territorio. Controlaban al gobierno, la policía municipal era totalmente servil a sus intereses, de tal manera que Allende se convirtió en tierra de los Zetas, refugio de criminales a modo de ese grupo delictivo. Incluso, familias de antaño, de tradición de trabajo y herencia de trabajo, acabaron por ir siendo co-optados por el grupo criminal. 

Desde antes de los Zetas, ya había señoríos del narco operando en la entidad bajo los pactos oprobiosos de entendimiento con la sociedad, que mientras no se metieran uno con el otro, no pasaba nada. Pero a estos les asesinaron los Zetas.

Los Zetas desterraron a miembros de los Tejas y del Cartel de Sinaloa, asesinándolos y obligando a todos a trabajar para ellos. Ellos acabaron con el libre mercado del necro capitalismo. Ya no era tierra neutral ni libre para grupos independientes del narco, ni mucho menos. Ahora era territorio para el imperio de los Zetas. 

Los Zetas no solo hacían sus negocios de tráfico de personas y drogas. Tenían inversiones y emprendían en todas las actividades comerciales en el sector de servicios, bienes raíces y de construcción. Tenían restaurantes, emprendían eventos de conciertos, construían en la región hoteles y casinos. Vivían en los centros de las ciudades de la región, frente a los ayuntamientos. Incluso políticos denuncian que ya estaban tan relacionados esos grupos criminales con la sociedad, que hasta hijos de ellos acababan haciendo relaciones sentimentales y se emparentaban con las familias de los políticos y empresarios de la región, lo que ya convertía a todos, por obligación o por familia en involucrados con el crimen. Como todos ya eran parte de lo mismo, cualquier traición implicaba el castigo a todos. 

Uno de los operadores del grupo de los Zetas fue reastreado por la DEA hasta dar con su nexo en los Estados Unidos de Norteamérica, un tipo apodado "el diablo". El operador de los Zetas en Allende habría mandado a su hermano a traficar a Estados Unidos; de regreso con millones de dólares en efectivo y mercancía, fue interceptado y capturado por la DEA, esto desprendería todo un operativo para ir en busca de los señores de los Zetas. 

El "diablo" fue asediado por las autoridades norteamericanas de la DEA, pero este escapa a México, a la población de Allende en busca de protección del grupo criminal de los Zetas. Sin embargo, "el diablo" es visto como una gran oportunidad por parte de la DEA para que les conduzca hasta los jefes del cartel, Z-40 y Z-42. Estos infiltrarían un teléfono blackberry (pin) para dar con el lugar y centro de operaciones de estos dos miembros. Esto por que el operador «Moreno» de los Zetas siempre tenía que atender entregar al Z-40 y 42 los teléfonos que cambiaban rutinariamente para no poder ser localizados. Pero los Zetas se enteraron rápidamente de la traición. 

El pacto del diablo y del operador de los Zetas, «Moreno» era que la información sería clasificada, sin posibilidades de filtraciones, pues sabían de las consecuencias. Un joven promesa de la DEA operó todo esto con inteligencia, pero su superior, director del departamento se manejaba bajo otras directrices muy cuestionables que incluso apuntarían a una gran corrupción dentro del organismo; al tanto permitieron que se desatara la amasaré sin medir ninguna repercusión, o deliberadamente permitiéndola en una tierra de impunidad. 

A pesar de que la DEA preparó a federales mexicanos para coordinarse confiablemente, estos acabaron por dar la información. Y es que este era un tema recurrente, los federales mexicanos no eran de fiar porque estaban involucrados con los señores del narco. 

Después de la masacre, pasaron años en que las autoridades mexicanas harían omisión del caso y del tema. Y todavía tiempo después, al menos un año después de la masacre, siguió gente siendo desaparecida y asesinada por los Zetas, por estar vinculados al tema de alguna manera. 

Varias familias huyeron y se asentaron en los Estados Unidos. Algunas otras, después de seguir siendo asediadas por los Zetas, se atrevieron a dar testimonio públicamente de lo que padecieron. Pasó mucho tiempo después de esta atrocidad para que algunos se atrevieran a hablar públicamente del tema. 



Este es el Z-42. Este es Omar Treviño, principal operador de los Zetas.

Miguel Ángel Treviño y Omar Treviño mandaban asesinar a cualquiera que tuviera un vínculo remoto, colateral, de alguna forma con uno que los hubiese traicionado.

Este es Z-40. Este es Miguel Ángel Treviño, hermano de Omar. Caracterizado por cocinar los cuerpos de sus rivales. 

Después del costo de la masacre, la DEA siguió trabajando por la captura de estos tipos. Al final quien los capturó fue la marina mexicana. 
La DEA se atribuye el logro de su detención. 


Somos, es la anatomía de una masacre.



Erick Xavier Huerta






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