Las hijas de Abril





Escrita y dirigida por Michel Franco.


Las hijas de abril (2017) es parte de la filmografía del cine del autor: Michel Franco. 

Recordemos, la filmografía de Franco es cien por ciento de autor, al tener un situado acento por mostrar en cine la forma de contemplación que Franco hace acerca de la naturaleza expresiva de la violencia en los contextos cotidianos, mayormente de personajes que representan una clases social acomodada en la vida de México. 

Franco por ello, imprime en sus películas un imperioso acento en el ruido de la cotidianidad que enfrentamos todos; ruidos naturales, artificiales, el ruido que hacen los seres humanos con sus actividades cotidianas, fiestas, convivios, trabajos, oficios, todo conviviendo, buscándose para subsistir, reflejando y sosteniendo el encubrimiento de la violencia que también recorre las calles, que vive en los hogares, que proviene del corazón de los seres. 

Franco debutó en cine con su ópera prima «Daniel y Ana»; que de pronto sería una historia que quiso narrar en el séptimo arte por tratarse más de un caso real. Franco parecía estar dispuesto a tratar de retratar esa historia de violencia que le habían contado, que había sido real, que verdaderamente le había impactado en su psique. Yo estaba estudiando mi carrera universitaria, cuando me invitaron a que escuchara a la directora de un famoso festival de cine que ocurre en nuestro país donde justamente presentarían esa película. Así conocí a Franco y comencé a seguir su trabajo, que hasta la fecha no ha decepcionado.

Después hizo «después de lucía» con la que se consagró como la gran revelación del cine internacional; aquí abordando la violencia socialmente tolerada dentro del universo de los adolescentes, de nuevo, una de clase social media acomodada. Luego hizo «a los ojos», que no tuvo la misma mercadotecnia que «después de lucía». Luego hizo «chronic», con Tim Roth, después de haber sido reconocido por él mismo en Cannes, aplaudido por su labor y destacada premiación a «después de lucía»; Roth y Franco hicieron amistad, tanto que hasta Roth se interesó en filmar una película bajo la dirección de Franco, y así llegó chronic. También en el reparto destaca Sarah Sutherland.

Después de Chronic llegó «las hijas de Abril» y luego vendría «Nuevo Orden» donde Franco afianzó su consagración en Cannes como mejor director. 

Incluso «Nuevo Orden», se consagró con gran polémica en nuestro país por hablar justamente de la violencia entre clases sociales en un momento donde el tema estaba a flor de piel en el debate político nacional. 

Todas estas películas abordan de forma elegante, interesante y portentosa, la expresión de la violencia en su forma más cruda, y esto además con la utilización de actores profesionales; porque franco se pudo haber prestado a una mística más apegada al estilo de Carlos Reygadas, o de Amat Escalante, que buscan que la reacción de los actores que interpretan a los personajes sea totalmente natural desde la naturaleza misma de intentar expresar con los recursos que tienen y cómo entienden, una narrativa que les va imprimiendo el director. Aquí no. Eso también es valioso de parte de Franco, que imprime sus películas con el uso de actores en una narrativa que está enfocada a plasmar en pantalla el retrato crudo de la violencia. ¿Cómo experimentamos la violencia? La violencia es parte cotidiana de los seres humanos, y se acentúa más en los contextos de occidente, en las grandes urbes. No obstante, la gran pandemia de nuestros tiempos reside en las enfermedades mentales. 

¿Cuánta es la vulnerabilidad de la sensibilidad de los seres humanos ante la violencia? ¿En qué se encubre el miedo?

Tan solo en estos días, acaba de emitir un informe alarmante gobierno federal, de un incremento brutal en los porcentajes de suicidios de niños y adolescentes. 

La violencia está muy maquillada por los usos y costumbres del capitalismo. Vale más dar peso a la agenda y resolver los problemas externos que los internos. Esto además contextualizado en una sociedad de apariencias, y eso lo marca brutalmente Franco en la observación y contemplación que hace de cómo se desenvuelve y expresa la violencia justamente a través de los seres humanos que cohabitan en estas ciudades, en contextos socioeconómicos específicos. Porque Franco, contempla la violencia que se da en distintas clases sociales y cómo se refleja en una y en la otra, cómo las dos se complementan y retroalimentan a través de la violencia que cargan y expresan. Se reflejan los unos con los otros. Y Franco es verdaderamente excepcional en respetar su contemplación bajo el contexto que él puede palpar, que él ha podido observar, registrar en su conciencia. 



Observa, descubre, describe. 

«Las hijas de Abril» cuenta la historia de Abril, una mujer que se divorció, y no sabemos mucho del por qué, cuáles razones motivaron a su esposo a tomar tal decisión. En una primera impresión parece que al ex esposo de Abril le interesó más una mujer joven para formar una familia, como si fuese un macho alfa que ahora tiene y estrena una nueva amante. Pero esa no es la razón. Al transcurrir la historia comienzan las deducciones naturales producto de la inferencia razonada, e intuida, e iremos teniendo primeras impresiones de los personajes, y la primera impresión en una conciencia naturalmente permeada por el sistema socio cultural, va a emitir juicios, o bien, si es una conciencia de mayor criterio, va a matizar. Las películas de Franco son bellas por eso, porque contemplan, no juzgan. En las hijas de abril, nadie es bueno ni nadie es malo, todos viven las consecuencias de su nivel de conciencia. Pero retrata Franco una verdad dolorosa, las enfermedades mentales producto de una mala educación que existe y seguirá existiendo en nuestra sociedad mientras se siga arraigado a una tradición capitalista y utilitaria que deja en segundo plano la importancia del bienestar integral de los seres humanos, de la importancia primaria que tiene el desarrollo de la inteligencia emocional y de la cultura marginada que no permite que el amor sea tradición y no excepciones. 

Abril es una mujer española que se había casado con un hombre de México, empresario que le iba muy bien, tan bien que hasta tenía una casa en Puerto Vallarta, lugar que le dejó a sus hijas de Abril, esto mientras se dio el divorcio. El señor optó por hacer una nueva vida con otra mujer, más joven que él, mucho más joven, al menos le llevaría más de treinta años. Esta situación había provocado en Abril una emoción completamente de desolación y despecho. Sin embargo, Abril vive en otro lugar, no con sus hijas. ¿Por qué no estaría con sus hijas? Una de sus hijas aún es menor de edad, y se acaba de embarazar de su novio de Puerto Vallarta, un joven de apenas 17 años que goza de presumir que su padre es hotelero, y que tiene toda una vida por delante. Franco aquí nos deja relucir los niveles de maduración de las conciencias de los personajes. Unos muy maduros para todavía no ser tan maduros, y otros ya más viejos que osan de tener un nivel de conciencia apenas de un joven de secundaria. ¿Qué pasa? los niveles de la edad de la conciencia no se determinan por la cronología de envejecimiento de sus cuerpos biológicos, sino de una edad de alma, de un despertar de conciencia. ¿Qué tanto saben que hacen lo que hacen por una razón? ¿En verdad saben lo que hacen? ¿Cómo saben que hacen lo que hacen?


Nuestros personajes aquí demuestran que después de sensaciones de abandono, de situaciones de rechazo, quedan vulnerables ante circunstancias que solo les apremia poder sobrevivir, porque les cobija el miedo. 

Abril, al enterarse del embarazo de su hija, decide quedarse un tiempo a ayudarlas y acompañarlas. Todo parece que está bien con Abril, parece una mujer de mundo, hace yoga, es extranjera, española viviendo en México, goza de buen nivel socioeconómico. Parece una mujer realizada que de pronto tuvo esta experiencia que un hombre que pareció haberla traicionada. Al tiempo, miramos que las hijas tienen cierto distanciamiento de su madre, y un gran distanciamiento de su padre por la obvia razón de que este decidió formar otra familia con otra persona mucho más joven. Las hijas de Abril no saben mucho de la nueva pareja de su padre, demuestran la distancia y frivolidad que tienen respecto a su persona. Sin embargo, el padre muestra signos que está dispuesto a seguir estando ahí para sus hijas, siempre y cuando ellas decidan buscarlo. 

La hija mayor de Abril, es una chica tímida, que tiene sobrepeso, busca la manera de adelgazar para verse mejor. Tiene sus propios miedos, y busca la aceptación social, de su madre que le ha castigado de pronto en el pasado rechazándola por su apariencia física. La hija menor de Abril posee una figura estética, es atractiva, y es novia de un joven que parece ser popular, de buena apariencia y al parecer de buen posicionamiento socioeconómico en Puerto Vallarta. 

La hermana mayor escucha a su hermana menor sostener sexo con su novio, mientras ella hace los quehaceres del hogar. Se preocupa por mantener en orden el hogar, mientras su hermana menor vive con mucha "más libertad". Su hermana menor ha decidido tener al bebé, no quiere abortar, y su novio la apoya, al parecer.

Toda esta historia es de intenciones, actos y apariencias. Las personas no son lo que dicen ser, son lo que hacen.


Abril dice amar a sus hijas, dice ser buena persona, hace yoga, dice hacer cosas y hace cosas que parecen ser que la hacen una buena persona. De pronto, Michel Franco nos adentra en esta experiencia de espiral de violencia ascendente. Lo que admiro de Franco es que ha logrado afinar esta manera de comenzar contextualizando al espectador en una simple escena de la vida cotidiana, en la vida en particular de unos personajes que son familia, y al transcurrir su narrativa temporal de un evento significativo para todos, comienza a expresarse la violencia que interiormente poseen estos personajes que interactúan tratando de sobrevivir la vida que comprenden. 

Los personajes demuestran que cargan con culpas y rencores. Abril pronto decidirá tomar control sobre la situación de su hija menor, al aparentemente saber y comprender que ella es demasiado joven para ser madre. Sin embargo, no habría por qué llegar a tomar las decisiones que toma Abril aparentemente tratando de proteger a su hija. Lo que en verdad hace Abril es, expresar sus profundos miedos. De pronto ha habido algo que ha tocado su rasgo dominante de susceptibilidad, «miedo al abandono», «miedo al rechazo», «miedo a la muerte», y esto lo arroja expresivamente sobre los personajes sobre los que tiene incidencia y control: sus hijas y el novio de su hija menor. Sus víctimas más inmediatas son las personas a las que más debería amar. Sobre sus hijas y sobre el novio de su hija, Abril de pronto expresa los mayores traumas, la psicopatía que carga, y comienza el delirio. 

El novio de la hija menor de Abril, es Mateo (Enrique Arrizon), un joven al que de pronto le ha dado la espalda su familia ante su paternidad, producto de un acto que es irresponsable en el pensamiento del padre de Mateo.

El Padre rechaza a Mateo, y a su nueva hija. 

Este abandono, este sentimiento de abandono que de pronto tendrá Mateo le hará actuar en consecuencia, y acentuar más su nivel de inmadurez. 

Pero esta psicopatía se dispara, primero por un rechazo expreso que le hace su ex esposo por no quererla ver, ni apoyar, ni dialogar con ella, hay un vínculo roto que parece no tener arreglo en absoluto. Y esto es originado porque se ha roto el tejido de la familia. La familia vive una violencia permanente, que no ha logrado sanar y que sigue repercutiendo en los integrantes del organismo. 

Esta es una premisa también que subraya el abandono entre integrantes de una familia por no saber amar. No tienen la culpa, nadie les enseñó, crecieron en un ámbito de tradición, moda, cultura y educación que nulifica al amor. El amor es más bien utilizado como instrumento sentimental de manipulación y control, esto en una sociedad enferma, como ocurre en las sociedades occidentales. 

La psicopatía de Abril, se dispara, primero por el rechazo de su ex esposo, y después por su hija menor, a quien supuestamente buscaba ayudar con una decisión que le viola por completo la independencia y voluntad y que genera rencor y no amor, culpa y no amor. 

Al tiempo, Abril va maquinando toda una serie de situaciones para manipular a su antojo al novio de su hija menor. Le manipula al novio con intenciones de arrebatarle la experiencia familiar a su hija menor. Una nueva familia ha nacido, al tiempo en que parece que Abril lo ha perdido todo. Aquí podemos contemplar cómo la conciencia de abril está focalizada en lo que ha perdido y no en lo que ha ganado.  Aquí hay un claro signo de miedo al futuro, de miedo a la pérdida, de miedo a la muerte, de miedo a no ser. Así Abril comienza a dar signos de no querer envejecer, y comienza a tener regresiones a un nivel mucho más inmaduro; comienza a tener actitudes de mentalidad correspondiente a la era de pubertad, una niña de secundaria y completamente adolescente. Comienza a parlotear, comienza a fantasear, comienza a quejarse. Sin embargo, sus manipulaciones y su orquesta funcionan para cumplir su objetivo de sentir la necesidad de estar en control. 

Su psicopatía es bastante avanzada, al tiempo en que se convierte en un verdadero peligro para su familia. Todo este trauma que estaba bajo apariencia de vida cómoda en la Condesa, en ciudad de México, le sigue encubriendo para continuar ejerciendo una serie de actitudes que demuestran los niveles graves de su enfermedad mental. Hace uso e injerencia de su posición social, de su condición de género, para manipular a sus cercanos y de hacer uso corrupto de las instituciones públicas de este país. 

No obstante, manipula de forma terrible al menor de edad, novio de su hija menor. Al tiempo en que pierde noción del principio de realidad y comienza a intentar construir una nueva oportunidad de vida junto a él completamente ficticia, utilizando el sexo como mecanismo de chantaje y retención para no perder el control sobre él. 

Esta es otra característica de Michel Franco.

Franco observa de forma muy sagaz, y la representa en su contemplación cinematográfica, de forma perspicaz, la manera en que el sexo es una expresión más de la violencia a través de los seres humanos que son parte de la narrativa e historias que cuenta, contextualizados en ambientes cotidianos de la era moderna de la sociedad de occidente. 

Los personajes de Franco en sus historias, siempre tienen encuentros sexuales que denotan la violencia, no el amor. 

Y el sexo siempre es un mecanismo de violencia, sometimiento y control, mecanismo más de expresión de los miedos, temores y traumas, que de amor de los personajes; esto cuando se trata de narrar las crisis y motivaciones que tienen en su actuar que llegan a enfrentar sus personajes principales en las historias, pero que retrata vívidamente cómo se manifiesta el tema (violencia) en la expresión cultural de las sociedades occidentales. 

Abril expresa todos sus miedos en los seres que debería amar. Los maltrata, los manipula, los intenta controlar en absoluto, les cela, les envidia, les abandona. 

Y esa violencia recorre las calles de la Condesa en ciudad de México. Pasa desapercibida en fiestas, pasa desapercibida en bares, pasa desapercibida en su clase social, pasa desapercibida en la yoga, en su convivencia social. La familia, al contrario, no sabe qué hacer y solo busca sobrevivir a la violencia que ha enfermado a Abril y que se expresa sobre su vida cotidiana. 

La hija menor de Abril, Valeria (Ana Valeria Becerril) es mucho más sagaz y con mayor carácter que su hermana mayor. Sabe quién es su madre, y a esta le castiga emocionalmente, le rechaza, y sobre pondrá la adversidad y la guerra que le ha marcado su madre al poner en riesgo a los que más quiere Valeria. Valeria, por orgullo, parece dejar del lado la ayuda que le podría proporcionar su padre. Tampoco espera mucho de su hermana mayor. Por su propio valor y orgullo va a ir por lo suyo. Así se va a buscar su propia justicia. 

Abril es interpretada de forma magistral por la actriz Emma Suárez, a quien pueden recordar por su trabajo en la mundialmente reconocida película de Almodóvar "Julieta". Emma Suárez es una actriz de toda la vida, mundialmente reconocida, ha trabajado con grandes, como Almodóvar, y aquí asumió un gran reto y demuestra su tremenda capacidad de intérprete. Su trabajo es impecable, portentoso, magnánimo, verdaderamente impresionante. 

Todas las actuaciones están impecables. Franco logra inmiscuirte en en esta experiencia de poder contemplar la violencia en un seno familiar. 

Muy recomendable, de tremendo valor psicológico, sociológico. Tiene múltiples niveles de lectura como pueden apreciar. Es una película de tremenda reflexión.

Imprescindible.



Erick Xavier Huerta


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