El cáncer social: basado en la nueva revisión «El crimen del Padre Amaro»
El crimen del Padre Amaro
La política y las pasiones sexuales corrompen a un joven que aspiraba ser sirviente de dios.
Dirigida por Carlos Carrera, escrita por Vicente Leñero (Maestro del periodismo).
Protagonizan, Gael García Bernal y Ana Claudia Talancón.
Protagonizan, Gael García Bernal y Ana Claudia Talancón.
Una radiografía específica de lo que sigue aconteciendo en el país. Una película completamente atemporal para México, que retrata la corrupción en todos los niveles, con todos los gremios mezclados en la vileza y mezquindad de los pueblos de la república; el mundo eclesiástico unido al narcotráfico y ambos unidos a la política.
La película muestra a través del personaje del Padre Amaro, —cómo la atmósfera de corrupción acaba por envenenar su espíritu. Esto en un pueblo cuya sociedad vive bajo la doble moral. Mujeres que dicen adorar a dios de dientes para afuera, que regañan a niños que se comen la limosna con cajeta, pero en sus casas, son mujeres que usan la limosna como medicina para sus gatos, que honran la limosna pero que la pervierten en los hechos. Sus actuaciones por la máscara social que tratan de mostrar en el micro universo donde suscriben sus vidas, acaba por revelar su doble moral. Todos lo saben, pero callan. Los malos son recompensados, su corrupción les hace avanzar para seguir acaparando lo que sus ambiciones les dictan. Y los buenos, son castigados.
Van a la iglesia a pintarse de buenos, buscando bondad. Al salir injurian al prójimo con facilidad de costumbre y doble moral, una forma cultural de llevar los destinos de sus espíritus. Viven gobernados por la corrupción.
A los periodistas buscan acallarlos, bajo la amenaza de arrebatarles por completo la publicidad, que es de donde logran obtener ingresos para subsidiar el trabajo periodístico independiente, esto al tiempo que no logre entrometerse con los altos intereses corruptos que posee la iglesia, el narco y los políticos. De lo contrario, el periodista vivirá estigmatizado como la voz del mal que ha afectado a este grupúsculo de poder.
Tanto, pocos periodistas se atreven a decir lo que sucede en sus pueblos porque son conocidos por todos.
Andrés Montiel interpreta al periodista Rubén de la Rosa, enamorado de una virgen del pueblo, Amelia, (interpretada por Ana Claudia Talancón). Amelia es novia de pueblo, y como tal se comporta, acusando a su novio cuando este afecte los intereses de la iglesia, o del mundo conservador. Ella guarda su virginidad para una posible boda, con un hombre de pensamiento liberal, Andrés. Sin embargo, no será a él a quien le entregue su preciada virginidad, sino al Padre Amaro, que acabará corrompiendo por completo sus principios cuando su moral se vuelva de liga al ver la temible flexibilidad con la que sus allegados, maestros y mentores le demuestran al corromper fácilmente preceptos, principios, valores, de su misión y de la sociedad en el ejercicio de sus propósitos, basados en servir a dios.
El chisme, siempre cumple sus propósitos en el pueblo para resguardar la corrupción que gobierna allí. Tanto, ya pobladores piensan que desde hace mucho tiempo el diablo se fue a resguardar en esa comunidad. Y no es para menos, los narcos controlan todo, los políticos sirven a su partido y no al pueblo.
El chisme ayuda a tergiversar los hechos para mantener a flote los intereses corruptos de la iglesia, de los políticos y de los narcos, y de la sociedad conservadora privilegiada que busca que cambie todo para que todo siga igual. Quien alza la voz, quien protesta, quien busca la justicia es acallado, a la fuerza, estigmatizado, relegado, marginado.
Todo periodista sufre esos estragos en sus pueblos de origen. Así mismo lo narró Lydia Cacho cuando reveló la corrupción infame gobernante del estado de Quintana Roo, en Cancún con los demonios del edén. O, podemos recordar también recientes escándalos de políticos vinculados a la corrupción de la luz del mundo, investigada con sumo cuidado en los Estados Unidos de Norteamérica.
O recordar los casos de los legionarios de Cristo. O recordar las bendiciones de Norberto Rivera al grupo élite de Carlos Salinas de Gortari.
Al tiempo, un sacerdote practicaba con línea estricta el evangelio. El Padre Natalio, cuya visión de justicia le llevó a unirse a la defensa de su comunidad, que estaba bajo el yugo de los narcos, narcos protegidos por otros actores acomodados en las altas esferas de la iglesia con quienes realizaban ostentosas fiestas y hacían jugosos negocios. Al tanto de esto, el presidente municipal del pueblo tenía que vérselas con negociar con ambos para sacar a flote los intereses de su partido para permanecer en el poder.
El Padre Amaro llegaría a necesitar de los servicios de aborto de clandestinos hospitales que operaba el mismísimo Presidente Municipal fuera de la ley. ¿Quién cometió el crimen? Cuando conviene señalan al impostor y culpable de este atroz acto. Sin embargo, la historia pone sutil énfasis en que la corrupción es un engendro colectivo que pervierte uno por uno a cada miembro de la comunidad, del pueblo. La corrupción es un sistema cultural, social, maestro del mal que tergiversa el desarrollo de cada uno de los individuos por una espiral de involución infinito. ¿Quién fue el culpable?
La historia también demuestra la carga karmática familiar. La madre se había involucrado con un sacerdote, en su sentido de desolación, su vacío, su necesidad espiritual le llevó a ser sumisa ante el Padre Benito (Sancho Gracia). ¿Tal ejemplo de la Sanjuanera (Angélica Aragón) corrompería el destino de su hija?
Como su madre, Amelia también se enamoró de un sacerdote.
Amelia esperaba que el Padre Amaro diera todo por amor. Amelia estaba sinceramente enamorada, tal vez también el Padre Amaro. El Padre Amaro tenía buenos sentimientos, pero se aferra a su oficio, a su posición social, se aferra vivir para eso sin asumir el compromiso del riesgo que obtuvo cuando comenzó a involucrarse sexualmente con Amelia, una joven virgen del pueblo. Y es con Amelia, donde el Padre Amaro revela su oscuridad, la doble moral que cargaba, su falta de genuinos principios, la corrupción que seguía latiendo al interior de su espíritu.
Amelia le entregó su virginidad al Padre Amaro, "por amor". Amelia, estaba sinceramente comprometida, aunque ella buscó seducir por muchas vías al joven Amaro para que sucumbiera a sus intereses, y al tanto, hasta buscando retenerlo por la vía del embarazo. Esta relación corrupta, sigue corrompiendo a sus protagonistas, al tiempo en que no hallan otra solución más que abortar al bebé que espera.
El Padre Amaro se resguarda en oraciones, que busquen otra solución que no albergue asumir su responsabilidad de haber sostenido una relación clandestina con una joven del pueblo. No asume las consecuencias de sus actos el joven Amaro. Resguarda su corrupción en el ejemplo que ha visto en otros. Cobija su corrupción en la corrupción social que prevalece y gobierna en el pueblo, así se justifica como inocente, ingenuo.
La corrupción ha alcanzado a todos, que ya nadie puede aventar la primera piedra.
¿Quién fue culpable? —¿El alcalde que tenía a su mando los hospitales clandestinos para gestar abortos haciendo negocios a costa de la ilegalidad? ¿El médico que busca ganar más dinero haciendo abortos fuera de la ley? ¿O tal vez tenía más culpa la mujer que conectaba a quienes buscaban abortar con los hospitales clandestinos—una intermediaria cobijada en sus asistencias a la iglesia para que nadie sospechara de su maldad?
Damián Alcázar interpreta magistralmente al padre Natalio, tal vez la única alma justa en un pueblo corrupto. La propia revelación de un corazón justo da el peso totalmente necesario al personaje que interpreta Alcázar.
El Padre Natalio sería excomulgado, injustamente, por las autoridades élite de la iglesia católica, esto para aguardarse y seguir fingiendo que no son corruptos. Los corruptos se unen para maquillarse, y acusar a inocentes para alzarse con falsedad como los verdaderos justos en el mundo.
Tanta justicia alberga el corazón del padre Natalio que no importa de los actos corruptos que hagan corruptos en su contra. Paz y principios encarna el padre Natalio, verdadero devoto de los intereses de dios.
En esto de la fidelidad, solo se debe ser fiel a alguien: a uno mismo.
Al final, el chisme logra su propósito, corromper los hechos para resguardar los intereses corruptos del pueblo vil y mezquino que vive bajo el yugo de la falsedad.
El crimen del Padre Amaro, es una fiel radiografía de lo que sigue padeciendo tristemente nuestro pueblo mexicano.
Además la película es un tremendo y genuino trabajo cinematográfico, hecho con humildad que por ello consiguió trascender las fronteras y los tiempos, llegando a ser uno de los productos del séptimo arte referentes el gremio de la industria mundial. Además, llegó a ser grande, pienso por la producción clave que hace la familia Ripstein (Alfredo hijo y Daniel).
Tal mensaje es una alerta que debemos llevar presente siempre, eso si queremos realmente poder contribuir a la evolución de nuestros pueblos, pues este es un gran ejemplo emblemático de cómo la corrupción llegó a gobernar el país.
Erick Xavier Huerta
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