SHOPLIFTERS
Shoplifters
Dirigida por Hiokazu Koreeda
Writers:
Hirokazu Koreeda (original story), Hirokazu Koreeda (screenplay)Una obra de arte.
Una obra acerca del corazón, la compasión, el amor.
Amar un cuerpo, amarte, amar a los demás, ser compasivo, abrazar, tener contacto, profundizar en un vínculo de intimidad compartida, ayudar a crecer, ayudar a ver, compartir, ser amable. Hirokazu Koreeda nos entrega una película impresionante. Hiokazu nos presenta un producto cinematográfico monumental. Gran fotografía, gran cinematografía, pero sobre todo, una entrañable historia y narrativa que destruye el prejuicio, que destruye el juicio, que nos alienta y nos adentra al amor.
En primera impresión, la narrativa cuenta de un joven que roba súper mercados, por hambre, y es supervisado y acompañado por un adulto, que también es un ladrón. El hombre instruye al joven malos hábitos y lo hace incurrir en el crimen del robo, por hambre, para sobrevivir. Si no cooperan, no sobreviven. Koreeda, explica en su cine, un sistema aplastante que muchas veces es mucho más inmoral al no ser incluyente con las personas, que muchas veces la propia norma y la propia justicia y ley de las instituciones nos aleja y nos aparta de una familia espiritual donde sí se alberga amor.
El amor puede encontrarse en el mundo más marginado que te hayas podido imaginar. No está en el imaginario colectivo, en la norma social, en el estereotipo. El amor es sincero, natural, se encuentra en lo más evidente, en lo más invisible para cualquier ojo que piensa en términos de capitales, de juicio y que ostenta prejuicio, que sólo busca cumplir con la etiqueta, con la cultura del colectivo.
Este hombre ladrón, y el chico, se hospedan en una casa que no es de ellos, pero que les acoge. Ahí, bajo ese techo una anciana gusta de convivir con estas personas que le ayudan, que le acompañan, que se han convertido en su familia espiritual. El chico, era huérfano, deambulaba por las calles y no tenía dónde vivir y esta familia espiritual le acogió. Poco a poco nos vamos adentrando en las motivaciones y en las verdaderas intenciones de cada uno de los miembros que conforma a esta familia espiritual. Mientras están conviviendo en esta casa, todos se aman, se respetan, viven en armonía.
En sus respectivos trabajos, incurren en la inmoralidad. Tenemos un prejuicio claro: estas personas no tienen rumbo, ni destino, ni saben lo que hacen. Abusan, no tienen responsabilidad, incurren en la inmoralidad, son unos parásitos. Después, tenemos un juicio claro: son lastres para la sociedad.
Todo ello se derrumba cuando descubrimos los corazones de estos personajes. Son compasivos, inocentes, amorosos. Sobreviven como pueden, pero son nobles, y sus intenciones nunca son para lastimar de forma grave a los demás. Hacen lo que tienen que hacer mientras tienen que sobrevivir al brutal capitalismo de las sociedades contemporáneas en occidente. Pocas oportunidades tienen, buscan salir adelante, y roban o se dedican a cosas de corte inmoral por buscar optimizar los recursos para su supervivencia y para continuar viviendo junto a su familia espiritual. Están gozando del amor. El amor está en sus corazones, es su hogar. Y como es adentro, es afuera. Y pensaríamos que por lo que hacen, y por su apariencia física y su modo de vida no sabrían para nada lo que es el amor, y que estarían adentrados en una relación tóxica con cada miembro que conforma a este grupo de supervivencia que transgrede la ley, que viola la ley, que no cumple normal y moral social. Pero no, nos equivocamos.
El amor los une.
En paz disuelven su relación.
Sin fuerza, sin violencia.
Les ha unido el amor, por amor se disuelve cuando sus caminos obligan a que separen sus destinos. Simplemente la norma social ya no les ha permitido continuar. Violaron normas institucionales, no hicieron lo que decía la ley, no se apegaron a derecho. Pero eso no quita la pureza que albergan en sus corazones.
¿Quiénes somos nosotros para juzgar a los demás?
Una mujer anciana, despojada de su familia por haberse convertido en un lastre, vive sola, aislada, pero ha encontrado una verdadera familia, donde obtiene soporte, apoyo, ayuda, fuente de amor. Una pareja de amantes vive su amor, huyendo de las normas y del control social.
El director Hiokzazu Koreeda imprime cuadros y escenas eróticas de profunda emoción, y pinta el amor en un escenario común, un pequeño lugar donde viven todos estos personajes. Pero la historia comienza cuando encuentran a una pequeña niña que parece haber quedado desamparada. Esta familia espiritual le acoge, y le muestra amor, le sana las heridas cuando poco a poco descubren que esta niña era profundamente maltratada en su seno por sus propios parientes co-sanguíneos. Este es el profundo mensaje de Koreeda, hay una familia espiritual. O tal vez no venimos a encontrarnos desde nuestro propio círculo natural más cercano, si no el propio destino logra que nos reencontremos. En otra vida, estas personas estuvieron conviviendo, aprendieron lo que era el amor. Mientras ahora lo disfrutan, aquí y en este instante.
Una película monumental, ingeniosamente escrita, con profunda emotividad y con un portentoso mensaje para saber que el amor es sincero, generoso, transgresor total del estereotipo y de la norma y cultura del imaginario colectivo.
Obra maestra.
Erick Xavier Huerta S.
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