The Brutalist
The Brutalist
Vi a tiempo y de forma pertinente «The Brutalist». No hice mis comentarios en el momento, anticipando premios, pronosticando el gran triunfo de Brady Corbet y de Adrien Brody. Pero indudablemente, me tomo tiempo para compartir con ustedes parte de mi apreciación cinematográfica sobre este filme que en verdad fue fascinante.
Me parece tremendo destino de Adrien Brody, sea el actor que cuando le nominan al Oscar, gana, y ahora en dos ocasiones, un caso único que además cuenta con mensajes fundamentales para la humanidad, retratando los profundos momentos espirituales que atraviesa nuestra humanidad en busca de poder comprender el bien.
Esta es la historia de un arquitecto visionario en el momento de post-guerra de Europa en 1947.
Brady Corbet escribió y dirigió con soberbia maestría este filme, que recae en la profunda experiencia humana de László Tóth, un alma vieja. Humanamente, no busca ningún conflicto, incluso si sus valores están en riesgo, permite aceptar la convivencia, con todos. A pesar de su profunda relación espiritual de amor con Erzsébet Tóth, Lászlo permite convivir con otras mujeres que le buscan por dinero, pero poco pueden obtener de su alma, o de su excitación ante sus ofrecimientos pues su verdadero anhelo está con Erzsébet Tóth, su esposa a quien ha dejado en Europa pues su vida ha corrido riesgo.
László prosigue una historia llena de sufrimiento. Está en busca de Dios, por eso su tremendo compromiso en la oración y a pesar de que no le puede comprender del todo porque ha perdido la paz en innumerables ocasiones, confía en su destino. Por eso la película resulta en esta línea fundamental, se trata del destino, no del proceso. El resultado final de la plenitud del ser, cuando está en busca de su verdadero ser, y cómo a pesar de todos los territorios explorados dentro de uno mismo, siempre hay una ruta de salida. Eso puede ser el brío de esperanza que mantiene László Tóth a pesar de las múltiples agresiones que sufre. Traiciones de sus familiares, infamias, mentiras, mezquindad, el trato de un mundo que no sabe amar, y que está en proceso de aprender, y que Tóth en busca de hacer valer su maestría espiritual, trata de abordar con la mayor paciencia posible, y que eso entonces le permite la creatividad, poder manifestar a través de la arquitectura, de sus proyectos, cómo el alma puede sobrepasar el mundo tal cual, es, en conexión siempre con el cielo que nos acompaña y que nos permite la luz que nos da claridad sobre el lugar en el que estamos, donde convivimos, donde nos recreamos.
Todas las actuaciones son espléndidas, espectaculares, al compás de la maestría y poderoso liderazgo actoral que imprime Adrien Brody como László Tóth. 22 años después de su soberbio trabajo en «el pianista» bajo la dirección de Roman Polanski, vuelve a brindar un poderoso mensaje en favor del progreso humano, de la erradicación de la cultura del sufrir, del odio y de la barbarie.
Guy Pearce es Harrison Lee Van Buren Sr.
Harrison conoce a László por una eventualidad, pues su hijo quería brindarle de regalo la remodelación de su biblioteca. Harrison trata de poder estar a la expectativa del mundo de los poderosos, insatisfecho y siempre frustrado por no alcanzar el reconocimiento que siente que merece, vive en un sufrimiento permanente. Harrison representa el vacío profundo que tienen muchos multimillonarios, en busca de afecto y reconocimiento, y el dinero que no puede colmar eso, no puede reparar el espíritu y el alma de un ser humano; en consecuencia esa miseria en la cumbre del dinero, trata a todos proyectando eso, miseria, tratos miserables, el universo miserable. Nada ni nadie es suficiente, porque el que tiene dinero así se siente y eso proyecta Harrison. Buscando abusar de su situación, estatus, poder y dinero, buscan tomar ventaja de todos, y es el caso de László Tóth, quien nunca busca conflicto. De alguna manera László confía en la justicia divina, pues no busca el conflicto, y deja que pase lo que tenga que pasar. A pesar de eso, László aguarda la angustia existencial de haber dejado su pueblo, de haber dejado del lado a su esposa y a su familia sin saber cómo están, aguarda y lleva ese sufrimiento consigo, ese proceso de duelo frente a la incertidumbre. Tal miedo, lo lleva a buscar alivio de tal desamparo y tal angustia, refugiado en las drogas.
El personaje de Felicity Jones es formidable. Erzsébet Tóth, posee una relación espiritual de profundo amor con su pareja László Tóth, y a través de los ojos de Erzsébet vemos la profunda vocación de pareja. Erzsébet es mística. Ha estudiado comunicación y es periodista, pero su misticismo radica justo en la comunicación estrecha con la espritualidad, y con esta gran facultad de haber encontrado el amor con Tóth, que le representa la unión con lo majestuoso. Erzsébet además también busca la justicia. Erzsébet disfruta el sabor de saber que su pareja está con ella, y la cercanía está dentro de su ser, y dentro de su ser la relación continúa, a pesar de haber sido separados por la guerra, la comunicación es estrecha, incesante, porque el amor trasciende fronteras del tiempo y del espacio. Erzsébet Tóth siempre está con László, y László siempre está con Erzsébet. Por los tiempos oscuros en los que viven, en tiempos de guerra, racismo, antisemitismo, László no puede explicar mucho al mundo acerca del amor, porque es un mundo que no sabe amar, que no lo sabe expresar, por eso László apela a su paciencia, de poder comprender, de tratar de entender, que el mundo está en proceso de crecimiento. Mientras sirve, mientras confía y busca a Dios. Busca siempre su confianza en Dios. Aunque a veces, haya sentido el abandono por completo, el desamparo total, el auxilio porque todo se repare de una buena vez para bien de todo el mundo. László no se esfuerza en ser nadie. László es naturalmente él. Esta concepción de la naturaleza de László la comprendió a la perfección Adrien Brody, y por ello brinda una de las actuaciones más poderosas de la historia, pues el mejor actor es aquel que es más natural. La poesía y el desempeñó del personaje son ejemplo del gran actor, una estatura actoral en Hollywood que todos deben respetar y reconocer, por eso ha ganado todos los premios Adrien Brody. Es sumamente entrañable cómo expresó la fuerza del alma en el cine.
Brady Corbet nos lleva en este viaje. El mundo en guerra, manifiesta afecto por László, y el reconocimiento a su talento se hace latente. Por eso Harrison, no concibe que todos sus esfuerzos por tratar de buscar ser, no reparan en sentir colmar su vacío, aún está experimentando lo hondo de su vacío, porque no ha sido suficiente el poder, el dinero, las relaciones, los proyectos. Tiene una suma culpa de poder encontrar y conseguir reconocimiento. Es justo porque de pronto queda exhibido ante sus injusticias, que tiene que reparar en reconocer aquello que ha hecho menos, en razón a su mala proyección de ser humano. Esta obsesión de estar reparando cada proyección que hace su alma enferma, lo lleva a seguir enfermando más, a tener un muy bajo nivel de conciencia en relación a su gran fortuna de dinero. Esta desesperación lo lleva a violentar, violentar y violentar. Por su parte, Lászlo acepta y se refugia siempre en su fe.
Erick Xavier Huerta Sánchez
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