Hillbilly Elegy (2020)


 

Hillbilly Elegy (2020)


Escrita por Vanessa Taylor y J.D. Vance, basado en la biografía de J.D. Vance. 

Dirigida por el maestro Ron Howard. 
Protagonizada por Amy Adams, Glenn Close y Gabriel Basso.

Un estudiante destacado de la Universidad de Yale regresa a su pueblo natal porque su madre ha recaído en las drogas. 

Ron Howard retrata con maestría la radiografía de una familia que ha estado marcada por la violencia y las drogas. La violencia intra—familiar ha ido en escalada afectando en distintos niveles de profundidad a los personajes. 

Amy Adams es Bev, hija de Mamaw (Glenn Close).
Mamaw tuvo grandes conflictos con el padre de Bev, pues era un hombre violento pero la violencia era contestada por Mamaw, una violencia que impactó y lastimó profundamente a los hijos de Mamaw. Dicha violencia y dolor no le pudo superar Bev. Bev enfermó de estrés, ansiedad y buscaba calma en las drogas. Las drogas le permitían calmarse, no pensar, desaparecer sus emociones, enterrar sus culpas y rencores. 

Pero ocultar culpas y rencores debajo de la alfombra, no sirve de nada. 

Bev se convirtió muy pronto en madre.
Sin ser consciente de sus actos, se convirtió en madre siendo menor de edad, y primero tuvo una hija llamada Lindsay (Haley Bennet), y después un hijo llamado J.D. Vance, Gabriel Basso.

Lindsay es una chica que poseía un alma vieja. Tuvo un gran amor. Lindsay no tenía grandes ambiciones, y siempre era conciliadora y poseía gran comprensión por los miembros de su familia. No juzgaba a su madre. La comprendía y sopesaba la violencia que arrojaba contra ella su mamá. Lindsay siempre cooperaba, ayudaba y trataba de poder lidiar con la situación. Lindsay y J.D. tenían una madre enferma. 

Lindsay no reclamaba ni tenía culpa ni rencor, ni envidia. Siempre estaba al servicio de amor por su familia.

No tenían Papá, y en cambio su mamá se la pasaba saltando de relación en relación, por sus problemas, por su falta de madurez. 
Bev era el claro ejemplo del eterno adolescente. No quería crecer, no quería madurar. Era negligente consigo misma y con los demás. No procuraba a sus hijos y sobre ellos arrojaba toda la ira y la violencia que adentro poseía, porque no podía perdonarse y estaba peleada contra el mundo. 

Y todos trataban de ayudar a Bev. 
El perdón estaba latente y era muy necesario en esta familia. 
Perdonar implicar perdonarlo todo y a todos, todo el tiempo.

J.D. Vance, al contrario de su hermana Lindsay, no lograba conciliar perdonar a su madre por su violencia y por sus actitudes inmaduras y por su adicción a las drogas. J.D. Vance, en cambio, odiaba y culpaba y no perdonaba a su mamá. 

Al tiempo, su hermana Lindsay se casa, y su madre lleva a vivir a J.D. Vance con su nuevo novio, un asiático, cuyo hijo está inmiscuido en las drogas e induce a actitudes antisociales al hijo de Bev. Pero a Bev no le importa. Solapa a su hijo con tal de que no moleste en sus intereses.

Mamaw se da cuenta que la adolescencia de J.D. va por mal camino, y entonces va en busca de él para que se venga a vivir a su casa porque sabe, de antemano, que Bev no se hará cargo de su correspondiente crecimiento. 

Mamaw ahora se encarga de la educación de J.D. Vance. Mamaw es estricta con J.D. y lo aparta del mundo de las drogas y de las conductas anti sociales hasta que J.D. se convierte en un gran estudiante y se convierte en un marino del ejército norteamericano y posteriormente en un estudiante destacado de la Universidad de Yale. 

Hay un momento en que J.D. rectifica, cuando observa con claridad el sacrificio—producto del amor que Mamaw hace por procurar su buen desarrollo.

J.D. ha construido y se ha responsabilizado de su propio proyecto de vida. Pero J.D. no sabe qué hacer con su mamá que necesita mucha ayuda. 

J.D. comprende que no puede ayudar a quien no quiere ser ayudado. Da hasta donde puede dar, con todo el amor, pero ya no tiene culpa ni rencor sobre lo que ha pasado con su madre. 

Su madre parece despertar cuando se da cuenta que se ha venido victimizando y lastimando para poder pedir auxilio de amor, y cuando se da cuenta que sólo ella puede generar amor y dar amor. El egoísmo ha trascendido en el tiempo hasta que mucha de su familia ha venido a perder la fe.
Incluso Mamaw no verá la recuperación de su hija.

Es una otra historia poderosa de las repercusiones que están haciendo las drogas en nuestras sociedades. Pero que el consumo de drogas de forma indiscriminada y enferma en nuestra sociedad, que enferma a tantos y destruye a tantos proyectos de vida, deriva de una profunda exclamación de varios seres, por amor. 

Gran película.
Pienso que Glenn Close merece el óscar.
Y es otro gran trabajo de Amy Adams en su impecable trayectoria como actriz. 
La dirección de Ron Howard es de admirarse.

Erick Xavier Huerta

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