BORN IN GAZA
Dirigida por Hernán Zin.
Escrita por Hernán Zin.
Nacido en Gaza, narra el documental que retrata la vida de tan solo diez infantes y podemos observar el horror que tienen que padecer a raíz de la guerra suscitada en Gaza en el verano del 2014. Hace poco tiempo. No podemos imaginar el desastre humanitario que ocurrió en Gaza.
El Estado de Israel tiene problemas y conflictos con toda la región. Israel legitima su lucha y su guerra, y son apoyados por los Estados Unidos de Norteamérica. Y en medio de esta guerra, niños viven en el abandono y en el maltrato. ¿Cuál es la justicia? ¿Por qué le hacen eso a los niños? ¿Cuál es la misión de la paz?
El Estado de Palestina denunció el ataque indiscriminado de Israel.
Nada justifica la violencia.
Nada justifica la guerra.
En el siglo XXI, siguen las guerras, los atropellos, la injusticia.
¿No hubo aprendizaje del siglo XX y las guerras mundiales?
Los niños se preguntan por qué tienen que padecer eso. En Gaza, es normal que los niños traigan metralla adentro del cuerpo, en la sangre, y esperando a que algún día les traten ese mal o se puedan curar. Es normal traer metralla adentro. Es normal ver niños desfigurados por las bombas que ha lanzado Israel. Es normal ver cómo los niños viven resguardados en zonas supuestamente protegidas por la ONU y acaban siendo objetivos de violencia, y siguen sufriendo ataques de bombas.
Niños que van a jugar a la playa futbol, son atacados por bombas y mueren. Otros que sobreviven, traen metralla adentro, y cuentan los recuerdos de cómo perdieron su casa, de cómo murieron sus amigos mientras jugaban futbol. Ahora, muchos de esos niños, tienen que trabajar, porque esa zona de guerra ya no es comercial, ya no sirve a grandes intereses, y ahora ha quedado como zona de desastre en pobreza extrema. Niños trabajan recogiendo basura, plásticos para luego venderlos y ganar algo de dinero. Esa es la supervivencia y la humanidad que se vive en Gaza. Y la ONU hace poco, muy poco, pues niños resguardados ahí, con cáncer o con metralla, viven a la espera de ser atendidos en un hospital decente; sin embargo, esos niños no pueden salir de Gaza porque está en guerra. No sabes lo que va a pasar. Pescadores ya no pescan. Pocas escuelas hay. Los niños viven abandonados.
Niños cuentan cómo sus padres auxiliaban a enfermeros y a las ambulancias, y mientras ayudaban, eran asesinados por bombas. Hay padres que eran los mejores amigos de sus hijos, y murieron tratando de ayudar, por bombas.
Los niños quieren olvidar los problemas y el terror aguardado en su memoria.
No hay ayuda psicológica para los niños en Gaza; en cambio, niñas sufren, padecen aislamiento y cada vez les cuesta más comunicarse porque perdieron a su padre y a su madre, y además, viven con el rostro desfigurado cuando eran bellos por naturaleza. Les arrebataron la estética de su propia naturaleza, su hogar, su familia.
Si eso le hacen a los niños ahora, —¿Qué les depararía como adultos?
«Ayuden a olvidar lo que nos pasó», por favor, es su suplica.
Lo que pasa en Gaza, nos importa a todos. Nos importa al mundo. Lo que pasa ahí, nos pasa a todos. La injusticia que viven esos niños, es responsabilidad de todos.
Debemos y podemos hacer algo, algo, para detener esto.
Erick Xavier Huerta S.
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