High or hell water

Dirigida por David McKenzie
Escrita por Taylor Sheridan.

Bear: ¿Sabes qué significa comanche? Significa enemigos por siempre.
Tanner: ¿Enemigos de quién?
Bear: De todos. ¿Sabes en qué me convierte eso?
Tanner: En un enemigo.
Bear: No. Me convierte en un comanche.

Protagonizada por Chris Pine, Ben Foster, Jeff Bridges.

Dicen que la culpa es de uno.
¿Quién tiene la culpa?
La culpa puede ser que no la tenga nadie.
Las circunstancias deambulan de forma distinta para todos y todos las afrontan de forma subjetiva, acorde a su concepción del mundo, a su educación, a su clase, a su poder adquisitivo, a su color, a su raza.
La justicia.
Sheridan escribe una crítica al sistema, representada de manera hábil, elegante y poderosa por parte de McKenzie. Con un soundtrack espectacular hecho por Warren Ellis y Nick Cave. Una película con actuaciones portentosas, y el guión que narra esta poderosa historia, nos encuentra y estamos ante el canto de la pobreza en una historia que refleja la injusticia, y la confrontación que provoca el propio sistema económico entre los semejantes seres humanos.

Anciano: ¿También me robarán el arma?
Toby: Tengo mi propia arma. No le robamos a usted. Le robamos al Banco.

El gobierno se puede quedar tu tierra, tu riqueza. Si te endeudas, si no pagas, si caes en crisis, puedes perder tu propiedad, y puedes perder incluso inversiones futuras, puedes perderlo todo, por una crisis de unos momentos. Todo un patrimonio familiar que se hereda, se puede perder en un instante, por culpa de una crisis económica. ¿Quién provoca la crisis económica? Si los bancos hábilmente, y una sociedad preocupada por cumplir en la institucionalización del consumo, endeuda sus bolsillos por cumplir la premisa del sistema económico, político. Y para salvar a los ciudadanos, no hay dinero. Y para salvar a los bancos, endeudan a los contribuyentes, a la gente. Y la gente cae en pobreza. ¿Cómo resuelves entonces salir de la crisis? Y entre tanta crisis, los vicios. No sólo el consumo de cosas. El consumo de vicios. Y la gente queda atrapada en un infierno. En ese infierno no existe dios. Desemboca a incrementar la violencia. Violencia y más violencia. Del Padre frustrado por no poder cumplir, por no salir de deudas, se arroja al alcoholismo, se desquita con su esposa, con sus hijos. Sus hijos se enojan, sus hijos reprochan, sus hijos también sienten. El desamor que se contagia incrementa los niveles de violencia, al punto que un hijo ya no quiera estar con sus padres.
Hijos que huyen de su hogar, ahora buscan refugio. No hay dónde. Tienes que tener para pagar. Es justo pagar. Pagan, consiguen dinero para pagar, pero también hay deuda. Nunca alcanza. La misma violencia, el circuito de infierno, de vicio, empuja a la irresponsabilidad, y falta de procuración de cuidado de un individuo por alcanzar su plena realización y libertad, y la salida, entonces, más crimen.

De forma radical, un padre divorciado, busca acabar con ese círculo vicioso.

Esta es la historia de los hermanos Howard.
Desafiarán la justicia.

Ben Foster nos presenta una actuación legendaria. Chris Pine actúa de forma sobresaliente y de igual forma, nuevamente, Jeff Bridges imprime cátedra de actuación.

Una película que sirve para explicar lo que es una película.
Un guión espectacular.
Actuaciones fuertes.
Dirigida magistralmente.

Una gran película.
Fuerte, poderosa, inmortal.
Erick Xavier Huerta





Comentarios

Entradas populares de este blog

The Room Next Door

Nosferatu

A Real Pain