YOUTH




La juventud. 
La juventud, divino tesoro. Algunas fuimos, seremos jóvenes, pero, ¿cuándo termina esa odisea? ¿Cuándo se acaba el elixir de la juventud? ¿Es a caso que termina cuando perdemos nuestra piel estirada? ¿Cuándo perdemos lo valioso que fuimos alguna vez?

Es en la juventud cuando la creatividad despierta, cuando disfrutas todos los placeres de la vida en su máximo esplendor. Después, tienes que comer más lentamente, pensar de forma más pausada, esperar, tener paciencia a cumplir tus objetivos; mientras que, cuando eres joven, todo puede realizarse en un tiempo más inmediato. 

Paolo Sorrentino, italiano de renombre en el mundo cinematográfico, entrega una obra maestra en todas sus facetas de producción. Aquí contamos con un reparto notable, soberbias actuaciones, bellísima fotografía, idea, argumento, guión,imaginación y encuadres. 

Michael Caine entrega una soberbia actuación junto a su co estelar Harvey Keitel. Y en esta entrega de Sorrentino, nos habla del valor de la amistad. Caine interpreta a Fred Ballinger, un hombre que retira su sapiencia y talento del mundo de la música después de haberlo dado todo y haber alcanzado grandes niveles de reputación en el mundo, sobre todo en el país británico, al punto de que la reina Isabel le busca para que interprete sus canciones. Por su parte, el personaje de Keitel, Mick Boyle, es un director de cine que piensa en hacer su última película al compás de su testamento, es el momento de la retirada. Piensa Boyle en hacer el último trabajo de su vida, y después, tal vez, que venga la muerte. Y todo esto sucede en el marco de estancia en Suiza, en un lujoso hotel que alberga artistas, y ahí todos comprenderán lecciones de vida, desde Paul Dano—quien interpreta a Jimmy Tree—un actor que está en búsqueda de inspiración para interpretar a su siguiente personaje. 


Cabe mencionar que es una experiencia vivir esta película. Relajas tu espíritu al igual que el descanso que ves en pantalla con los personajes principales, viviendo al redención y un nuevo renacimiento en sus almas. 
Es una oda a la vida, y a la amistad. Los personajes de Caine y Keitel brindan un discurso que enaltece a la amistad, una que cuenta sus cosas buenas, omite las negativas. Eso, se llama tal vez, perfección, además de ver cómo se compadece uno del otro, incluso, para llegar a la mentira piadosa para brindar consuelo. Sin duda, todo un viaje.



Entre nubes, grandes montañas y recorridos en el valle, descubriremos el valor de la juventud. Descubriremos la redención. Y es que la juventud es seguir haciendo lo que a uno le apasiona, es seguir viviendo, seguir disfrutando de los placeres de la vida, aunque sea ahora, en otros tiempos, con otra marcha del ritmo en la vida, mirando pausadamente y contemplando la belleza de la vida desde otra perspectiva, tal vez es eso lo único que cambia en nuestro devenir como seres humanos.

Al final, es inevitable brindar las lágrimas, causadas, por la historia, por vivir y sentir el pasado que ha cargado alguien, uno, que ha tenido que vivir lastimado, pero ávido también de seguir viviendo, de seguir brindando lo mejor de sí para el mundo. 


Mientras el personaje de Caine encuentra redención propósito en su vida, después de atender apatía y depresión. El personaje de Keitel, vive contradicciones; vive entusiasmado porque puede seguir haciendo lo que le apasiona en la vida, pero cuando lo pierde, pierde todo. Aquel propósito de dejar un legado puede llegar a ser frustrante al punto de querer quitarte la vida.  

A veces la rigidez, la rutina y la perdida nos pueden llevar a no querer continuar en el camino; pero siempre hay formas y mecanismos, hay cosas que debemos cambiar, hay cosas de las cuales no podemos tener tanta firmeza, o de imponer tantos obstáculos, o habremos privado al mundo de poder mostrarle nuestra luz.

El punto es vivir, porque ahí habita la juventud.

Una película bellísima.



Erick Xavier Huerta

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