Homenaje a Polonia: Papusza
Escrita y dirigida por Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze, llega la adaptación cinematográfica de la vida de Bronislawa Wajs, mejor conocida en el mundo como: "Papusza"
Y es una increíble historia, digna de haber sido llevada a la pantalla con inmensa elegancia, enorme respeto. Es un gran homenaje el que hicieron los Krauze a la historia de vida de esta mujer que encarnaba el orgullo y la dignidad de saborear la vida que nos regala dolor y algunas alegrías.
Joanna Kos-Krauze y Krizstoff Krauze realizan esta película apenas, en 2013. Fue presentada en el Festival Internacional del Cine en Guanajuato, en la gala que homenajeó a Polonia.
Créanme que quedé sorprendido.
A pesar de haberla realizado en blanco y negro, uno mira los colores, asiente el frío, los climas, presiente y se adentra en las almas de todos los personajes, magistralmente interpretados por el reparto, con una gran puesta en escena, impresionantes secuencias, cortes, ritmo y edición.
Es una radiografía brutal acerca de la comunidad de gitanos que habitaba en Polonia a tiempos de guerra.
Papusza era un ser inmensamente especial, que tuvo un destino desgarrador, tal vez propio de cualquier poeta. Brillaba su alma. Nació en un seno gitano y ahí, a las mujeres no se les permitía estudiar porque no era su rol. Y deambulaba de aquí para allá sin rumbo ni destino. Papusza era una mujer ávida de conocimiento y sola fue a pedir ayuda, a estudiar en secreto, a aprender de las letras porque amaba leer, aprender de los escritos. Papusza tenía que esconder sus enormes ganas de saber y debía guardarse de los demás para poder leer. Papusza, cuando era apenas una niña fue dada a un hombre mucho mayor que ella y eso provocó que se negara a tener hijos. Aceptó la maldición de su destino hasta que se topó con Jerzy Ficowsky, un poeta, escritor y traductor que se unió a las filas de los gitanos para aprender de su cultura y tener algo que contar. Ficowsky jamás imaginó que encontraría a un artista de gran magnitud entre aquellas filas, Papusza.
Era natural en Papusza, era la manera en que podía exorcizar sus demonios, como otros tantos poetas. Pero Papusza era más grande en su prosa, era algo que iba más allá de la tierra y las culturas, era parte de la humanidad y trascendía en el tiempo. Y fue Ficowsky quien le hizo entender que era una poeta y que sus escritos valían, y gracias a él se publicaron muchos y gracias a él Papusza iluminó al mundo. Pero las castas son crueles, y las tradiciones acaban. A Papusza siempre le impidieron que fuese la belleza que era, y por siempre la marginaron y desterraron hasta declararle como una mujer loca, una mujer que no era digna de pertenecer a ningún lugar.
Papusza halló el amor en Ficowsky, pero como todo gran amor, se guarda, no se comparte, no se grita ni se reclama. El amor lo convirtió en algo perdurable, su amor platónico. Tuvo que aguantar, y estar cerca del hombre que maravillaba su corazón y siempre le dejó ir. Y cuando tuvo oportunidad ya había dejado escapar la esperanza.
La radiografía y el reflejo que hacen los Krauze a través de esta cultura gitana de Polonia, nos acerca mucho más a entender nuestra condición humana. Porque los gitanos querían rebelarse al sistema, preferían sus tradiciones y querían continuar abrazando su libertad con todo su esplendor; pero cargaban con los mismos vicios. Eran misóginos, radicales en sus ideas, intolerantes, poco amigables, con cierto grado de rencor, autoritarios, manipuladores, ególatras y poco sensibles.
Somos iguales todos bajo el mismo cielo. Nos separamos con las falsas ideas de crear culturas alternas y continuamos preservando los mismos demonios que corrompen la armonía que debe ocurrir cuando se comparten sonrisas entre los semejantes.
Papusza.
Murió el año en que nací.
De mis películas favoritas.
exhs
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