The Young Karl Marx


The Young Karl Marx


Dirigida y escrita por Raoul Peck.

August Diehl interpreta a Karl Marx y Stefan Konarske, a Friedrich Engels. 

Hay cosas más importantes, como los principios, los valores, las ideas. Marx era un joven comprometido con sus principios, valores e ideas. Por sus ideas fue perseguido, marginado, discriminado. Vivió una intensa historia de amor, donde su cónyuge era una mujer que venía de la alta burguesía y renunció a su vida de privilegios por dar la vida en compañía de su amado, Karl Marx. Marx se la pasaba leyendo y escribiendo. Le gustaba pensar. Por sus pensamientos y sus ideas expresadas en hoja de papel y difundidas en periódicos, fue arrestado, preso. Tuvo que huir de varios lugares porque le perseguían y le injuriaban. Al tiempo, en su juventud, conoció a Friedrich Engels, con quien compagina inmediatamente, hacen click, sostienen un vínculo muy especial y gestan una gran amistad, por sus ideas. Engels, al contrario de Marx, proviene de una familia burgués, empresarial que tiene dinero, y cuyo padre ama a su hijo Engels, y a pesar de todo, le deja que trabaje por sus ideas, unas que van hasta en contra del propio sistema de privilegios en los que viven. Ese es un retrato interesante de Engels, cómo de una vida de privilegios, no osa en renunciar a su pensamiento crítico, tratando de cambiar el sistema.

Marx y Engels trabajan por las ideas, pero mientras para Engels es cómodo el vivir del pensamiento, para Marx ya no alcanza el tiempo ni los recursos, y poco a poco esa marginación y sistema mercantil que no le reconoce, le va minando y con ello, el sacrificio de toda la familia, de sus hijas y de su esposa. Engels tiene que salir al rescate, y apoya a Marx para que tenga sostén para vivir y pueda continuar colaborando en la difusión de ideas que pretenden transformar al mundo, no sólo criticarlo y mucho menos contemplarlo. Es el momento para gestar una transformación. 

Engels se enamora de una de las obreras de una de las empresas de su padre. Esta mujer, esposa de Engels, es una auténtica revolucionaria y feminista que no cree que tenga por qué tener una vida tradicional familiar junto a Engels. Les une el amor y la revolución. 

En aquellos tiempos, había industrialización, explotación, corrupción. Corrupción cuando el pueblo ostentaba demostrar la ignorancia de la ley, y cuando no comprendía la ley. 
Para Marx, el pensamiento es lo que perdura. Hasta nuestros días, sus ideas son debatidas, y fundamenta progreso y movimientos sociales. Pareciera que hoy vivimos los tiempos de Marx. Ese es un dato interesante. Pareciera que vemos una película de época, pero en realidad, todo lo que abordan y la circunstancia particular del tiempo y mundo que vivió Marx, le suscribió un pensamiento que habría de definir el cauce de la humanidad hasta el día de hoy en un conflicto que no cesa y que además, proscribe el fundamento de la continuidad de la injuria y la desgracia en nuestros pueblos que viven bajo el yugo de los dictados del libre mercado y de la industria. Y es que Marx hace una crítica a toda la burguesía, en todas sus formas, niveles y evolución, siempre aplastando al proletario, y desconociéndolo, según la evolución y nivel de la burguesía. Porque el capital sigue valiendo más que cualquier vida humana, al tanto, vemos en la actualidad cómo grupos criminales matan por cualquier amenaza que vean afecte a sus negocios. Importa más el capital que el ser humano. Reparar una máquina es costosa, pero la mano de obra no. 

La sed de libertad es más fuerte que la represión. 
Marx apuntó que la propiedad alberga la esclavitud de los nuevos tiempos, porque te apropias cuantificando con poco el valor de contribución del ser humano y relativizar el esfuerzo humano, es denigrar per se a la condición de dignidad que merece cualquier ser. Y el asunto es que además venían y se sigue abstrayendo los conceptos de libertad, seguridad y justicia en nuestro ámbitos de desarrollo al interior de una sociedad. 

Todo el mundo hay que transformarlo. Para Marx el valor del pensamiento crítico albergaba sentido de libertad, para el espíritu. No hay felicidad sin rebelión. 
El trabajo del ser humano es mercancía, y está equiparándose y por debajo de cualquier otra propiedad, para solventar utilidad y la plusvalía. «Nada es para siempre, todo está sujeto a cambio». 

El capital quiere que pensemos que los sistemas de producción son naturales y son un dogma que no hay que cuestionar y que simplemente hay que padecer, para que se continúe con la servidumbre y la esclavitud. El sistema produce miseria. Así pasa en nuestros días. Hemos visto como la crítica de la crítica de la crítica de Marx y Engels al sistema, estaba en un cierto grado de verdad absoluta cuando afirmaba la necesidad de cambio y transformación erradicando por completo y desarticulando al dogma económico para continuar con la explotación de la mano de obra femenina, infantil, y de cualquier ser con tal de competir en el mercado, sin respeto alguno de la condición humana, afirmando el propio desarrollo de cualquier ser para que en cualquier momento por la ruleta de la fortuna, tu destino marca entonces el camino y alcances que habrás de tener según la fluctuación de la economía que controla la burguesía y está sujeta a los cambios de la oferta y la demanda, eso aún sin tomar en cuenta los factores que determinan incidir en la oferta y la demanda de forma arbitraria y necesaria para controlar el mercado, aludiendo a que la mano invisible, si tiene controladores, los mismos que controlan cuánto vender y cuánto hacer para que los consumidores adquieran según a lo dispuesto en los accesos que tiene la gente en el mercado común. 

Sin el trabajo infantil no podemos sobrevivir, dice con descaro un empresario a Marx. Lo que usted llama beneficio, yo lo llamo explotación, responde Marx ante la desagradable idea mezquina del empresario industrial. 

La propiedad conquistará a la propiedad. Todos los hombres son hermanos. 

Marx estaba cansado, necesitaba comer, necesitaba darle vida digna a su familia. Sin embargo, Engels, no dejó caer a Marx, le empujaba y le entusiasmaba para que continuara, porque él sabía que podían compartir con el mundo ideas de transformación. Así nació el manifiesto comunista, el intento de suscribir con la mayor síntesis sus ideas de transformación.

Marx no acabó su obra.

Lo que hoy conocemos del capital es lo que alcanzó Marx a pensar y escribir, pero no fue una obra que completó. Hoy conocemos eso gracias a Engels porque él lo publicó a la muerte de Marx.


Gracias a ellos, las luchas de los obreros comenzaron y hoy sigue una batalla por los derechos del ser humano, por erradicar la pobreza y la desigualdad, por enaltecer al factor humano, por igual.
Es una película muy completa, con gran producción, tremenda música, grandes actuaciones. Vemos un Marx interpretado August Diehl, apasionado, lleno de coraje y voluntad que siempre fue al límite por imponer el amor a sus principios y al arte de pensar, reflexionar y criticar el mundo que es construido por los seres humanos.


Erick Xavier Huerta

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