C A M I N O A M A R T E




C A M I N O A M A R T E

Marte. Planeta rojo, dios de la guerra, regente de Aries, Ares dios griego, honor al honor de la semana, en su día Martes. Marte, vecino de la tierra. Planeta misterioso, fuego y guerra. Y todos quieren ir a Marte, para amar, para amarte, aquí, por siempre, llevarte a marte, amarte, sin importar nada; en busca de la calma, de la redención del tiempo ante la eternidad, el vacío de la nada, ahí donde en la nada habita algo, que tal vez sea el amor. 



Humberto Hinojosa escribe y dirige una nueva entrega cinematográfica sobre el amor. Y es que el amor ha sido tema fundamental de la obra de Hinojosa.

Humberto Hinojosa en un buen director.
Debutó con «Oveja Negra», una ópera prima, dramática, donde siempre "el amor" es la desventura, ventura, armonía, tragedia, redención y poder que motivan todas las acciones de los personajes dentro de una historia donde el amor busca asentarse en un mundo de inconsciencias, entre seres analfabetos en la cosa más importante que les debería interesar, y saber, en aquello donde deberían ser profesionales. 
El amor.

Después, Hinojosa dirigió «Odio el amor», i hate love. Escribí mis impresiones, aquí les dejo el link: 
 http://cinexhs.blogspot.mx/2014/06/odio-el-amori-hate-love.html



Y ahora, Hinojosa regresa con un nuevo drama amoroso, "camino amarte, a marte". Este juego de palabras, de conexión, es verdaderamente fascinante: ir a marte, amarte, camino a marte, amarte. En Marte puede que ocurran todas esas cosas, y acá en planeta tierra, las cosas se dificulten un poco, primero, porque los instintos salvajes, primarios del ser, confunden el amor, con el sentido de supervivencia. 

Bueno. 
Hinojosa escribe una historia, nuevamente donde hay un conflicto interno en el personaje principal, que sufre la desventura de no sentir ni de vivir el amor. El personaje principal al igual que en la película anterior de Hinojosa, «odio el amor», el personaje es una mujer, trascendiendo la adolescencia, en momentos de enorme depresión, ahora, por culpa de una enfermedad que le arrebata el sentido intenso de vivir experiencias como la edad permite en esos tiempos. La chica, ahora, interpretada emotivamente por Tessa Ia, posee una enorme tristeza, sin sentido amoroso, arrebatada por la rutina de no poder salir de la prisión que representa el hospital. Esta enfermedad que dibuja Hinojosa en su personaje principal, es una metáfora sobre la rutina que padecen los seres todos los días, viviendo su encierro, en este caso por padecer una enfermedad terminal, pero también, como en su anterior trabajo fílmico, el personaje principal vivía un encierro ante el padecimiento de una enorme depresión que le arrojaba a la oscuridad, a escenarios de conciencia donde se inhibe la intensidad del espíritu y del alma, ante una capacidad por amar, que se oculta y se reprime. Y en esta visión, Hinojosa ha dejado claro que en sus historias, el amor siempre se presenta como arma mística del universo para hacer despertar a los seres humanos en este planeta. 

Porque el amor es la redención siempre, a cada instante, en todas las fronteras que alcanzamos en vida, y luego en muerte.

Nuevamente Hinojosa, presenta una producción fina, impecable. Cuida todos los detalles. Es de lo mejor del cine nacional hasta el momento, y más porque Hinojosa presenta los dramas amorosos en nuestro contexto cotidiano, acercando más la experiencia y dando más entrañas a nuestro ámbito e idiosincracia. Incluso, en la película anterior de Hinojosa hace encontrar dos cosmovisiones distintas reunidas en México, fusionadas por el amor. 

Hinojosa es un filósofo, sin duda.

Aquí, cuenta una experiencia fuerte, una trascendencia de un ser en vida, hacia otros mundos,  hacia otros universos avanzados de conciencia, donde trascienden el nacimiento, la muerte y la resurrección. Aprendiz del amor que, a través de su arte, plasma sus conocimientos adquiridos sobre la experiencia de amar. Después regresa y abandona la vida mundana ante la que estaba envuelto. Se encuentra con dos mujeres, que buscan escapar de las prisiones que abarca la vida mundana, el torbellino de la vida, en una coyuntura particular, porque un torbellino natural amenaza a la tierra, un huracán se aproxima a sus vidas. 
Es decir, Hinojosa presenta la visión donde lo expansivo ocurre en lo más minúsculo de la existencia. Todo por existir significa. 

Es un viaje, apocalíptico. No existe nada que no tenga significado. Y son las ironías que escribe Hinojosa en papel y que dibuja cinematográficamente para hacer despertar un poco a las conciencias, como pasa con este ser, que de nuevo descubre el amor, pero el amor donde sólo puede vivirse también, experimentarse, con otro ser que le desconoce. Para eso se presentan las diferencias, los encuentros, los conflictos, los choques de mundos distintos. 

«Miras todo como si fuese la primera vez». Y se nos olvida que amanecer, es amar, es nacer. Que despertar es ver todo como si fuera la primera vez. 


Así plasma la humanidad Hinojosa, en el peso de tres personajes. En busca del amor. Plasma incluso, estos instintos básicos de reproducción natural, la atracción bioquímica de los cuerpos muchas veces confunde a las almas y espíritus de esos cuerpos sobre lo que significa el amor, vínculo de intimidad compartida. Aquí confrontarán las dos experiencias, a la par, una a una, entre lo que es amor, y lo que es un estornudo, incluso acciones para llenar un vacío existencial.

La magia existe, lo dice Hinojosa. Está por todos los lados, pero no se presta atención.

Y una de las cosas que más aprecio en las películas de Hinojosa, es la fotografía, sin duda, ahora trabajada, de igual forma por el mismo, Kenji Katori en «i hate love», a quien de nuevo elogiamos por un trabajo intenso, muy representativo y bello, pues Katori es responsable de la cinematografía tan estética que se maneja en la filmografía de Hinojosa. Es una gran mancuerna. 

Camila Sodi está increíble. Presenta una belleza muy carismática, adorable, una interpretación adolescente con una rebeldía cándida, que además es premisa para representar la banalidad, la diversión, el vacío, el amor. Y Tessa Ia carga con orgullo y honor esta película; ella es un eje poderoso para la motivación de sus demás compañeros actores, y en el mismo discurso de la historia. Los personajes giran torno a este papel interpretado por Tessa, de forma magistral. Están muy bien dirigidos y cuidados por Humberto Hinojosa. 

El caso de Luis Gerardo Méndez es remarcable. Méndez espero varios años hasta aceptar un papel convicente que le demarcara fuera del estereotipo que le encasillaba en todo trabajo actoral al estilo que ya hemos visto mucho en la serie "cuervos" que deviene también del mismo corte que se presentó en "nosotros los nobles". Aquí Méndez logra ese propósito y al final entregan una película con muchos niveles de lectura, entrañable y elocuente en su ejercicio de hablar de amor.

Es interesante también marcar cómo Hinojosa habla mucho de la etapa adolescente. Una etapa sin duda, que nos marca el momento del segundo nacimiento, el encuentro de identidad, la conversión principal del ser a ser su propia madre y su propio padre. Un momento decisivo y además con mucho mayor drama por los niveles de conciencia, la etapa del ser que atraviesa y que se enfrenta justo en ese escenario, convierten y vuelven al amor un tema con mucho mayor rigor dramático. Pero al final, Hinojosa quiere hablar del amor. De cómo se pervierte la noción del amor, como anteriormente escribí en estos pasajes. Y nos habla de la fe, del sentido positivo, de la magia y del poder del amor. 

«Lo que más me impresiona de ustedes, es que para creer tienen que ver»

El amor es intangible, es una luz que se arraiga en el corazón, y va más allá de la materia, de las formas, de las fuerzas naturales, de los huracanes, del mar, de los cielos, de los colores, de todo. El amor es esa fuerza inconmensurable que da parte al nacimiento de cosas infinitas. 

Por eso el final. 

El final siempre, en las películas de Hinojosa, son un acto de fe. 

El acto de fe, es magia, es optimismo, es lograr lo impensable, es un regalo divino a un horizonte de posibilidades infinitas.

Véanla, y abran su corazón, y disfruten las emociones que ocurrirán mientras acompañan en este viaje a tres personajes entrañables.


Erick Xavier Huerta






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