The Story of Diana
Hablemos de Lady Di.
Diana, princesa de Gales.
"Si encuentras a alguien que amas en la vida, entonces aférrate a ese amor".
Murió a los 36 años.
Amada por el mundo, por su generoso corazón y su dulzura, conquistó el porvenir.
Rebecca Gitlitz narra a través de las voces más cercanas a su vida, toda la historia que envolvió a un ser que marcó una era, que dejó entrañablemente un recuerdo noble en la tierra por su figura, por su vida, por su labor en la humanidad.
Con gran ritmo, gran montaje e imágenes completamente en alta definición, Gitlitz recopila material muy interesante y lo monta con gran ritmo y cadencia en una entrega de una miniserie en dos partes, presentada para televisión. Pueden encontrar el material disponible en Netflix y también en YouTube.
Sin duda, la figura de Diana, representa mucho, desde su vida en la realeza, el momento que vivieron los medios de comunicación, el debate de línea entre lo que es de interés público y lo que comienza ya como un acoso morboso de parte del público y de la prensa por presentar material privado. ¿Hasta qué punto llega el interés público?—Es la pregunta que presenta y se plantea Gitliz en esta investigación periodística, que pone en debate el rol de los medios de comunicación en torno a una figura pública, política y famosa, en niveles de espectáculo. La gran figura de Diana representaba eso, un amplio espectro de interés para los medios de comunicación, abarcando el espectro político, real, histórico, de espectáculo, comercial, etc. En una relación además muy importante de analizar entre el ámbito mundial, sobre todo de la vida de occidente.
Diana fue princesa de Gales, la primer esposa del Príncipe Carlos, heredero de la corona británica. Sin embargo, estamos ante un amor shakesperiano. Un drama amoroso. El príncipe Carlos vivió la desventura de padecer un amor prohibido.
Carlos estaba profundamente enamorado de Camilla Parker-Bowles. El gran amor de su vida. Pero la corona británica implica deber, uno que debía asumir el príncipe Carlos. Sin embargo la prensa nunca fue sensible ante el padecimiento honroso de Carlos por amar profundamente a Camilla a pesar de todo. Y era tanto el deber de ello que la familia real, se deduce, habrían obligado, como debe de ser, a Carlos a asumir su principado real, casándose en primera instancia con una mujer noble, en este caso, Diana. Que, por supuesto, Carlos quiso. Pero el amor es más complicado. El amor era prohibido para el príncipe Carlos.
A pesar de tantas virtudes, Diana no era feliz. Y se enamoró en un momento del príncipe Carlos, hombre educado por la realeza, honorable que asumió en principio este deber, de querer y honrar a su esposa, a pesar de las intenciones de su corazón. Y creo que es factible, deducir, que el carácter, de una mujer como Isabel, habría dado por orden a su hijo, asumir ello y olvidarse de un amor que podría ser pasajero, sin ninguna relevancia, tal vez un enamoramiento fortuito, de las circunstancias. Tal vez la equivocación de sentimientos que daba por hecho la reina Isabel, estarían equivocados dentro del corazón de su hijo, confundiendo amor con amistad, o un sentimiento de afecto con amor. Pero no, nadie habla de eso, en esta historia de un drama amoroso que pasaría a la historia, incluso, juzgando de forma cruel y despiadada al príncipe Carlos y a su amante Camilla.
"En este matrimonio éramos tres, demasiada gente".
El príncipe Carlos entonces, asumiría su posición y su deber, con el drama presente de no poderse deshacer de su verdadero amor, Camilla. Y por el otro lado, la princesa Diana, asumiendo una vida de mentira, un drama porque la entrega de su corazón no fue suficiente para obtener el amor de su esposo, el príncipe Carlos. Diana entonces vivió un proceso de revelación, de liberación del propio deber de asumir la vida real y de la corona. Y en esta producción, el espectador se puede acercar a esta vida fascinante de cómo Diana, en menos de treinta seis años, conquistó al mundo, y se convirtió en una figura clave para entender a la familia real, además de otros fenómenos donde participó activamente a favor de causas nobles, en su lucha contra el hambre, el SIDA y las injusticias.
Una mujer de una sensibilidad profunda ante la humanidad. Una mujer sumamente carismática, que llevó a usar ese poder en favor del amor, a pesar de que ello le costara perder tanto, tanta paz en su corazón. Una gran paradoja de vida, una revelación, una epifanía y una figura que representa, sin duda, lo que es ser rebelde.
Rebelde Diana, porque en un momento buscó romper el silencio y alzar la voz. Develó su vida, y mostró su humanidad, presentó la experiencia completa ante lo que se enfrentaba una mujer, un ser humano sensible en un mundo de orden y deber. Porque Diana alzó la voz, expresándose en el sufrimiento que padeció, la soledad que sufrió, las depresiones y el desamor por culpa de la falta de libertad.
Una mujer de tanto honor y orgullo que no pudo contener la mentira, ni soportar este corazón de su esposo que en verdad, no le amaba por más que los buenos modales pudiesen ayudar un poco en llevar la fiesta en paz.
Diana no soportó eso.
"Mi título es más antiguo que el tuyo".
Diana buscaba ser amada, mucho, tanto, querida, en un amor que siempre estuvo buscando incesantemente, atravesando por amantes después de Carlos. Después de renunciar a la realeza.
Y Diana nos presenta eso, cómo dar amor, atrae amor, cómo dar amor sin buscarlo, es padecerlo, crearlo, enriquecerlo.
"Hay que dejarse guiar por el corazón, no solo por la cabeza... Mi padre me enseñó a tratar a todos por igual y espero que William y Harry sigan mi ejemplo... que traten de entender las inseguridades, emociones, angustias, sueños y esperanzas de los más necesitados".
Sin duda, un ser revelador.
—Como he dicho, Gitlitz, nos presenta el debate, y la relación peligrosa entre figuras públicas y los medios de comunicación. Lo público y lo privado, la peligrosa delgada línea que puede incluso llegar a promover accidentes, como el que sufrió Diana. Diana que siempre supo usar y dar a los medios de comunicación, a la prensa, lo que ellos querían, pero corriendo el peligro de siempre de haber perdido para siempre su vida privada.
Gitlitz no sólo nos presenta ese dilema de comunicación, y de activismo y fama; sino también nos presenta como Diana trabajaba en usar lo que tenía a su servicio, en favor del amor.
"Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón".
El Príncipe Carlos y la familia real británica jamás se imaginaron como esa figura que debería sopesarse en el prudente ejercicio político, acabaría por ser un monstruo insaciable para el mundo en su consumo comercial. Nunca imaginaron la sombra que provocaría una mujer sobre toda la familia real, por diversas razones, entre ellas su deber y su género, de ahí los factores de su gran revelación.
Hasta el punto de quebrar el matrimonio. Diana se enfrentaría en una guerra consigo misma para desmitificar ante el mundo la vida real, y la falacia que había vivido con el príncipe Carlos, que le habría traído una gran cólera y fuerza, y coraje para reinventarse como toda una gran activista humanitaria.
Y es que, Carlos, cumplió, la quiso y engendró su descendencia real, a pesar del drama amoroso. Y con hijos en medio, el amor por Camilla no cesaba.
Se rompió todo.
Y Carlos continuaba amando a Camilla, y siguió con ella.
"La mayor dolencia que el mundo sufre actualmente es el mal de la falta de amor. Sé que puedo dar mucho a esas personas carentes, por un minuto, una hora, un día o un mes, y es eso lo que quiero hacer. Es preciso que alguien que posea una vida pública pueda dar cariño y afecto a las personas, y hacerlas sentir importantes. Personas como yo pueden apoyarlas y ser una especie de luz en el final del túnel. Para mí ese es el único camino posible".
Diana poseía una gran misión en tierra. Sin duda, era bendecida por los dioses.
Su afectividad y amor no eran en balde.
Después de romper, Diana dio el amor a sus hijos, y fue un busca del amor verdadero, pasando por amantes, llegó hasta Dodi-Al Fayed
"Nada me hace más feliz que intentar ayudar a los más débiles y vulnerables de la sociedad. Si alguien que precisa de mí, me llama, voy a su encuentro no importa donde este. Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón. Nunca me consideré a mí misma como la reina de mi país. Me gustaría ser la reina en el corazón del pueblo".
Verdaderamente, asomarse a la vida de la princesa Diana, es asomarse al misticismo. Es asomarse al amor.
Pocas veces se reflexiona en torno al qué hacer con el poder, el dinero, y la fama. Todo eso en niveles de conciencia bajo serían usados de forma barbárica. Y no fue el caso de Diana, que a pesar de haber gozado con una educación privilegiada, su intuición y su calidad humana, devenían de un ser con un nivel de conciencia superior. Amante de la humanidad. Veía luz en todos los seres, de ahí su calidad y su imantación. Esta gran imantación de su ser, ser de luz que alumbraba a la humanidad, donde entrañablemente su recuerdo perdura hasta nuestros días. Donde su corazón viajó dando amor, esperando un día compartirlo con alguien que verdaderamente correspondiera a ese nivel de amor. Y sin duda, entraron en juego distintas variables, donde el amor no se podía dar tan fácil ante estos escenarios donde le acosaban los fotógrafos, por su relevancia social, la seguridad privada que le debía acompañar, las múltiples responsabilidades, el escándalo social ante su divorcio, el dinero y el estilo de vida, fueron factores que hacían de su circunstancia, algo muy peculiar, privilegiado y complicado, pero donde Diana se sabía reponer.

Dodi Al Fayed fue el hombre que pudo rescatar a Diana, en el ámbito social y amoroso. Al Fayed poseía las características a nivel de lo que podía aceptarse en la vida de Diana, que requería seguridad privada, una vida con mayor protección, que había ya perdido cuando se divorció del príncipe Carlos y se inmiscuyó en el activismo humanitario.

Sin duda, en este marco de aniversario luctuoso, es imprescindible ver y revisar este material, promocionado por PEOPLE, dirigido por Rebecca Gitlitz con testimonios de su familia y sus mejores amigos, presentando material importante. Una fototeca y video—grafía de colección de la vida de la princesa de Diana, que es importante observar.
Diana fue una de las figuras emblemáticas del siglo XX.
Es una gran recomendación. Hay niveles de lectura filosóficos muy importantes, grandiosos fascinantes. Entender y comprender el costo de la fama. Mirar, observar el proceso de crecimiento espiritual dentro de la circunstancia ante lo que se tuvo que enfrentar una figura como Diana. Una figura que en momentos no quería la vida, que intentó suicidarse, que padeció la presión de ser figura pública al punto de sufrir por bulimia. El desamor, la fatalidad. El drama amoroso. El dilema entre el deber y el amor, la lealtad y la infidelidad ante lo que tuvo que enfrentar el príncipe Carlos y cómo ello dio pie además a romper esquemas y paradigmas dentro de la vida del seno de la realeza de la familia británica hasta estas nuevas generaciones, legado de la princesa Diana.
Diana es una figura clave, emblema del amor por la humanidad.
Erick Xavier Huerta
Comentarios
Publicar un comentario