ESO
IT. ESO. EL PAYASO REGRESA.
Una nueva adaptación, después del tv-movie, realizado, magistralmente por un reparto encabezado por Tim Curry como Pennywise.
Y déjenme compartirles, que yo, justamente soy parte de esa generación que quedó traumada por haber visto la representación de Tim Curry como el payaso maldito.
Andy Muschietti retoma la novela de Stephen King pero, ahora, con la premisa fundamental de producir algo especialmente para cine. Mayor presupuesto, mayores responsabilidades. Y cumple. Muschietti presenta visualmente, de forma grandiosa, al payaso maldito, el monstruo que se transforma en tus peores miedos, obligándote a padecerlos o a enfrentarlos, con todo el valor posible, sino, sin duda, te perderás en el abismo y terminarás flotando.
Y es que el miedo se burla de tus inseguridades, se mofa de tu falta de confianza ontológica. El miedo se hace grande, te inhabilita, y te hace flotar, te hace suspenderte olvidándote de lo que eres, y creyendo aquello que jamás fuiste.
Esta película, al igual que su predecesora, cuenta con un gran casting. Todo el cast infantil está fenomenal. La narrativa es suave, ágil y contundente.
Eso, la representación del mal, se alimenta de tu miedo. Así, caso por caso, desde la infancia, en especial en la adolescencia, donde debes trascender tu vacío, tu huella de abandono, es donde se presenta eso. Eso, es el miedo que dificulta ver el segundo nacimiento. Aquel que no se convierte en su propio padre y en su propia madre, no verá el segundo nacimiento. Muchos, no lo llegan a ver. De eso se trata eso. Es la historia desde la infancia, la lucha por convertirse en persona en la adolescencia, y el fracaso de muchos por terminar siendo los eternos adolescentes. Dice eso: «crecerán, y tendrán sus vidas felices». Gran error considerarlo, después de que las malas venturas se presentarán por no haber eliminado y enfrentado aquellos miedos que se convierten en nudos del alma que reprimen al ser y no lo dejan expandirse, ni transformarse por placer. En casos después, del fracaso de los matrimonios, del fracaso laboral, de la frustración personal, de la falta de placer, de la crisis de la edad, de la adicción y de los vicios, de los apegos, de la enorme carencia que hay por no saber ser uno en plenitud. Porque la plenitud no habita en el tener y en el saber, sino en el tener y saber para poder ser.
Uno a uno. Caso por caso. Desde el adolescente que debe enfrentar a su madre sobre protectora, que le inhibe de salir a jugar por miedo a que se enferme. Desde el niño, adolescente, que ríe y se burla de todo, de todo, pero que teme a los payasos; hasta el joven que sufre por obesidad, hasta el adolescente que sufre por discriminación, hasta la chica que lucha por enfrentar su transformación a mujer, reprimida por su padre autoritario. Hasta el adolescente que debe enfrentar la pérdida de su hermano.
Crecer conlleva responsabilidad. Una persona es sus compromisos. Transitar al mundo adulto requiere ver el segundo nacimiento. ¿Qué pasa con todos esos demonios internos? «Todos ustedes son unos monstruos», dijo King. Y los monstruos que más miedo dan, son aquellos que están dentro de nosotros. Los demonios internos convierten a las personas en monstruos, que se enfadan unos a otros, que se hieren a propósito. Es el infierno, es la pugna por la indiferencia, los demonios vivientes que terminan flotando, suspendidos en el aire, por eso todos flotan, porque no ven, porque no oyen, porque se alejan del amor, porque viven dormidos pensando que son, el imaginario colectivo.
«Todos flotan, y tú también flotarás». No te das cuenta. Si eres un perdedor, tal vez es porque sabes ver lo que otros omiten. Lo que aquellos que ya han sido presa del demonio, de su propio infierno, el monstruo que habita en ellos, que les hizo perder tierra, equilibrio, y que los hizo flotar, viviendo su propia creencia de ser aquello que creen ser pero que no son. Y «apuesto a que tienes muchos amigos», pensando siempre en la opinión de los demás, pero ignorando la esencia interna.
¿Cómo entonces despertar el fuego interno? ¿Cómo despertar la calma? Es justamente, como aquello que te sigue, en referencia a la película «ït follows». Lo que no te deja descansar. Lo que no te deja dormir. Aquello que te perseguirá por el resto de tus días, si no lo enfrentas. y es que cada siete años se produce una transformación en el ser, pero justamente, a los veintisiete, veintiocho años, la cosa va enserio, ya no te puedes equivocar. Sino, serás el eterno adolescente, cometiendo el mismo infierno una y otra vez.
Y se volverá a presentar.
Pero, al final. Aquellos que ven, y aquellos que no son monstruos, pueden luchar contra eso, en base a la fraternidad, a la deferencia, al respeto, a la empatía con el otro. Y con amor, todo ello se sana y eso muere, eso desaparece, y entonces encuentras la paz. Y es que, al final de cuentas, se ha venido al mundo para aprender sobre el amor. Uno evoluciona por amor, o involuciona si no práctica el amor. La involución trae efectos kármicos y se repiten las mismas experiencias, los mismos vínculos y las mismas atmósferas hasta que puedas entonces ver y vivir el amor, que será entonces la única salida para todos aquellos que desean ver la luz.
Es el gran legado de King en su ópera «eso»…
Una gran película, muy entretenida, afable y con reveladoras actuaciones de jóvenes que incursionan en el séptimo arte.
Bien por Andy Muschietti y toda la banda de producción, donde esperamos, ciertamente con gran expectativa, el segundo capítulo de esta gran historia.
Erick Xavier Huerta
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