Cincuenta Sombras de Grey
50 Sombras de Grey.
La gran película esperada basada en la novela comercial, best-seller del new york times de la autora E.L. James, llega a la pantalla grande en una adaptación dirigida por Sam Taylor Johnson, quien casi no cuenta con experiencia ni curriculum para avalar un producto del cual se esperaría cierta gran calidad.
Yo leí unos capítulos del primer tomo de E.L. James. Ciertamente, en algunos aspectos se apega a la historia pero evade características como las gafas de la protagonista Anastasia.
La historia que escribió James estaba desde un principio hecha para adaptarse al cine, pero me parece que la guionista Kelly Marcel, no hace un buen trabajo. Creo que la adaptación debe incluso llevar un trabajo intelectual de corregir la imaginación del autor para poderlo plasmar en el lenguaje cinematográfico y aquí no sucede eso.
Por principio, los créditos iniciales de la película son impecables y muy bien diseñados. Juegan con la elegancia que deben prestar al inicio de una narrativa que pretende presentarnos a un personaje que vive en la máxima elegancia, en la cuna del dinero, y quien se va a encontrar con una chica sencilla de los suburbios que no aspira a ser dueña de todo el capital posible.
Hay terribles manejos de dirección y de construcción en las escenas. Y hay un recurrente uso a utilizar inserts de los labios mordiéndose del personaje de Anastasia, cosa que irrita y enfurece, porque son utilizados simplemente para rellenar espacios en la narrativa. Simplemente sería necesario usar ese recurso en una escena o dos, máximo, pero la directora lo sobre explota, echando a perder la película.
Todo se derrumba cuando Anastasia sale del edificio después de conocer al Sr. Grey y mira al cielo con tremenda sensualidad, aguardando y luchando contra una calentura que no puede sobrellevar, simplemente porque vio a este hombre. Y entenderíamos que fue una conexión astronómica, metafísica, el encuentro del amor—pero creo que así no se debe narrar en cine. Eso fue un recurso barato y mediocre.
Después, la actuación de Dakota Johnson se vuelve plana y sin sentido, sin alma, sin trascendencia. Dakota Johnson actúa como un personaje de telenovela, sin repercusión en cine y pierde su oportunidad de trascender y lucirse en este trabajo. Cosa contraria que sucede con Jamie Dornan quien sí se esfuerza por presentar un personaje enigmático y mejor apegado a la historia que escribió E.L. James; pero su directora Taylor-Johnson lo pone en aprietos porque pierde el sentido de la conducción que deben tener sus personajes.
Es decir, el Sr. Grey es un tipo desquiciado, pervertido, psicótico, maniático. El tipo está loco; tiene una manía de controlar todo y una neurosis por generar dolor para producir placer; sin embargo, la directora Taylor-Johnson nos presenta sutiles cuadros de un enternecido Sr. Grey que osa reprimir sus ganas de azotar a Anastasia. Y jura y perjura que no hace el amor, sino que coge, pero eso no pasa. El Sr. Grey, toda la película le hace el amor a Anastasia, como en una telenovela de Lucerito ó Thalía.
El Sr. Grey, quien está desquiciado, es pintado por Taylor como un tipo que incluso duda de sus practicas y de su historia—cosa que nos dice la terrible incoherencia y falta de valor que tiene Taylor de apegarse a una adaptación y de respetar la génesis de los personajes que construyó James—quien al parecer, también tiene problemas de respetar la propia esencia que se atrevió en un principio por abordar.
Toda la película, el enternecido Sr. Grey-visión de Taylor—se la pasa acariciando las mejillas de Anastasia, cuando en verdad, el neurótico sentido y malévolo pragmatismo de Grey, quiere azotar a esta mujer que le ha generado sentimientos encontrados. Una gran falta y aberración en la dirección de cine de Taylor quien debió ver mejor películas de Lars Von Trier. Sí, porque Von Trier sabe de narración de cine, de respeto y construcción de génesis de sus personajes.
Me parece que a Taylor le hace falta ver cine para poder dirigir. Y creo que la película resulta un poco entretenida por el gran capital invertido aquí.
Taylor tenía que apegarse a visiones y estilos como Steve McQueen, Scorsese y Von Trier. Pero no. El resultado fue una película inconsistente en la construcción de sus atmósferas, en el desarrollo de sus personajes y en la construcción del guión cinematográfico apegado a la historia que escribió E.L. James.
Grey tenía que ser "K" de nymphomaniac vol.II de Von Trier; en vez de eso, esto fue una construcción de un personaje que a veces parece tener historia, intenta ser Batman y termina como Justin Bieber, escribiendo con exageración, ironía y coraje—porque Taylor, una vez más, es inconsistente. Taylor, vuelvo a decir, construyó escenas que parecían a momentos de película adolescente—clasificación B-15; luego videoclips sin ninguna habilidad técnica y que además continua sin respetar el momento que presenta. Es terriblemente cursi, inmadura y sin valor.
Posiblemente a las adolescentes les guste por el morbo y los temas tabú que presenta de forma barata esta producción. Pero debe ser prohibida para un público joven, porque a pesar de ser cobarde, da tremendos mensajes e ideas de violencia y sumisión y juegos perversos.
Y bueno, en conclusión. Tenemos una película que pierde ritmo en principio, pierde a sus personajes, no desarrolla historia y es terriblemente inconsistente en general.
Esperemos a otro director y que puedan rescatar su inversión en esta franquicia.
EXHS
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