Cuando te amo.
Amar.
Prometí hacerlo en todos los tiempos.
Prometí hacerlo en todos los mundos.
Prometí hacerlo, de todas las formas posibles.
Amarte, aquí, antes, mañana y por siempre.
Amarte, en todo ritmo.
Amarte, cuando despacio nuestros labios se concurren.
Amarte, con mis ojos.
Amarte, como prometimos antes de venir a existir.
Amarte ahora.
Prometí hacerlo en todos los tiempos.
Prometí hacerlo en todos los mundos.
Prometí hacerlo, de todas las formas posibles.
Amarte, aquí, antes, mañana y por siempre.
Amarte, en todo ritmo.
Amarte, cuando despacio nuestros labios se concurren.
Amarte, con mis ojos.
Amarte, como prometimos antes de venir a existir.
Amarte ahora.
Es que mi piel no es nada, porque adentro, en la luz, brilla el amor infinito por ti, que manipula la materia, que hace chico al mundo, que desconoce la distancia, que engendra en mi corazón el poder de ser todo, de alcanzar el brillo, la luz de donde surge dios para nunca perecer en mi pasión por ti.
Es que mi piel no es nada, y por eso me arrojo al espacio, y ahí te amo.
Porque te encuentro en todos los mundos, en mi galaxia, en el espacio, en el pequeño ojo que recorre toda tu belleza, toda tu piel tan fresca, tan bella, apetecible para mis sentidos, que te comen, que me nutren el alma.
Te amo en el pequeño brillo de una estrella lejana, y mientras más me acerco el espacio es más grande, la estrella crece de tamaño, y las dimensiones cambian y el amor se incrementa, más y más, más y más. Y por eso te amo, pero te amo a ti, sin condición, sin orden, sin más que la ley que me da permiso de haber venido para volver a reencontrarme contigo, y habitarte más allá de tu cuerpo de mujer, en el espacio donde está tu ser, en el espacio que sostiene a las estrellas, al sol y a nuestro mundo.
Y te espero, pausadamente, mientras a lo lejos miro cómo crees falsas intenciones, falsas promesas de aquellos que no saben, que sólo imitan, que sólo actúan sentimientos que jamás han podido encarnar. Y aún ese pequeño abismo, donde parece que perezco o que soy olvido, el amor existe, el amor surge, se mantiene vivo, y abarca todo, todos los tiempos, todos los espacios, se repite y se recurre, se expande y se contrae, y es belleza y se asienta en tus cabellos y los acaricia, y después tu piel, y voy amando todo lo que conforma tu ser, adentrándome poco a poco a la esencia pura que te ha hecho poder existir para que una sola cosa ocurra: amarnos aquí y ahora.
Dime que me amas, mientras recorro tu piel.
Dime que me amas, mientras susurra mi alma la música de mi amor a todo tu ser.
Dime que me amas.
Dime que sientes la misma pasión en todo tu ser.
Corresponde al amor, vive, padece la locura, arrójate al todo, adéntrate a los mundos desconocidos que aún no has explorado por miedo a ser todo el amor.
Yo soy el amor, y te amo a ti, al infinito espacio que es tu luz,
a la inabarcable belleza que hallo en tus manos, cuando las beso, cuando las bendigo.
Cuando te amo.
Erick Xavier Huerta
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