CREED III

Por Erick Xavier Huerta

Escrita por Keenan Coogler, Zach Baylin y Ryan Coogler.

Protagoniza Michel B. Jordan, Tessa Thompson, Jonathan Majors. 

Una historia donde ya no pesa Rocky. Al parecer hubo un rompimiento con la línea legendaria de la historia de Rocky, pues aquí ya no pesa ni tiene aparición ni significado alguno. Puede ser que ahora hayan tratado de impulsar la figura completa de Adonis y subrayar la importancia de su propio legado, que vale en sí mismo sin estar a la sombra de nadie, ni de su padre Apollo ni de su mentor Rocky Balboa.

Este es el magno debut como director de Michael B. Jordan, y enfatiza el legado individual de la propia vida del persoanje principal que interpreta Adonis Creed.

El tema medular, el eje de esta nueva entrega es el pasado. El pasado es un horizonte de posibilidades significativas, y habitan nudos de significación porque nuestra conciencia evoluciona asimilando experiencias y cerrando ciclos, pero no puedo cerrar un ciclo hasta que siento agradecimiento.

Esto pasa por la vida de Adonis Creed. Una amistad, casi hermandad en el pasado quedó como un vínculo trunco, que sembró rencor y sentido de traición cuando Damian Anderson (Jonathan Majors) el gran amigo de Adonis, intercede en un conflicto que sostenía Creed, mismo problema que provoca el encarcelamiento de Anderson. Creed se desentiende del amigo que trató de defenderlo y protegerlo.

Años después, Creed en la cumbre de su carrera, ahora como promotor y empresario, se encuentra a Damian Anderson recién salido de prisión; y este le pide ayuda. Creed por supuesto ayuda a reintegrarse a la sociedad a su amigo Damian, pero Anderson tiene rencor, ira, violencia porque no tuvo empatía, ni contención y busca una revancha a la vida donde lo obtenga todo de forma inmediata, muy a prisa. Y está dispuesto a hacer lo que sea, a corromper a quien sea con tal de conseguir su objetivo. 

Las circunstancias quedan a disposición de Anderson pronto para aprovechar la plataforma de Creed e ir en busca del campeonato mundial de boxeo de pesos pesados. Sin reglas, sin actitud deportiva, Anderson juega sucio y obtiene todo lo que quiere. Ante tal corrupción y agresividad y rencor de Anderson con Creed, Adonis busca detener esta guerra y confrontación.

En realidad, Anderson sostiene que la vida ha sido injusta con él, y busca vengarse de la cobardía que ve en Creed, y de la buena vida que ganó sin merecerlo, según criterios de Damian ensimismado en su rencor. 

Creed jamás hubiera advertido que Damian regresaría con tal rabia a quitarle orgullo y a buscarle humillar públicamente. Se da el pacto de la pelea. 

La búsqueda del perdón, primero a traviesa la violencia pública.

Damian y Creed ahora están comprometidos a pelear y a demostrar quién verdaderamente es el mejor. 

Creed regresa ahora a entrenar a refrendar su legado y a ponerle fin de una vez por todas a la corrupta trayectoria de Anderson, a su furia y a su soberbia, a su ego y a su violencia.

Drago regresa, ahora para ayudar a Creed a entrenar y prepararse para una pelea brutal. 

Finalmente, este duelo brutal, de estrés, resulta liberador a Creed para recomponerse y afianzarse como el campeón mundial de pesos pesados en el mundo del boxeo, por sí mismo, venciendo sus más profundos miedos y reconciliándose con su intrabiografía. 

Porque al final, después de toda la violencia, lo único que pedían los protagonistas era el perdón, perdón para sí mismos, y perdón para todos los demás.

Necesitaban reconciliarse, para seguir con sus vidas.

Emotiva y fuerte.

Totalmente recomendable.

Majors y Jordan son duelo de actuaciones y dan cátedra de actuación.