ÉXODO-DIOSES Y REYES
El éxodo es el segundo libro de la biblia donde se narra la esclavitud los hebreos en el antiguo egipto y su liberación a través de Moisés, quienes les condujo hacia la tierra prometida.
Excelente trabajo en arte y vestuario. Hablamos con uno de los directores más relevantes en la historia del cine en varios géneros: ciencia ficción (véase Alien, Blade Runner); Ridley Scott no escatima en los retos que se impone como director y hace bien.
Aquí dirige una película basada en un guión de Adam Cooper, Bill Collage, Jeffrey Caine y Steven Zaillian.
La historia comienza y se adapta al pueblo exclavizado en medio de la idolatría egipcia y termina con un pueblo redimido morando la presencia de dios.
Muchedumbre, la plebe, la esclavitud, la formas de la sociedad donde reinan los hombres y los hombres son esclavos, de castas y progreso, de formas de poder y de opresión y sumisión, de orden y caos. Dios está presente siempre como una forma esperanzadora en el psique del hombre oprimido esperando durante siglos su liberación. Y se trata del segundo libro de la Biblia, base para los judíos, para recordar el día en que obtuvieron su identidad, su cultura y su libertad.
Ridley Scott pinta una película épica, adaptada para el entendimiento del ahora, sin matizar ni rebuscarse en acentos o idiomas que dificulten su realización. Es una película enteramente americana, visualizando la humanidad del héroe Moisés, el hombre que tuvo la oportunidad de ver y escuchar a dios.
Scott humaniza a Moisés.
Moisés, de Scott, es un hombre agnóstico, creyente en sus valores y en sus posibilidades, sin recurrir a ningún tipo de superstición, contrario a los mitos que se ha generado en torno a esta figura.
Moisés es príncipe, respetuoso del fanatismo supersticioso del faraón y su hijo Ramsés. Se apega a su función y poco a poco será replegado, obligado a irse por desventuras del destino. Una tragedia como las clásicas tragedias griegas. Base pura del drama.
¿Qué habrá visto Moisés en el monte Sinaí? ¿La tragedia le volvió loco? ¿De dónde provenía esa voz? Es un ejercicio mítico donde el mismo Ridley Scott charla con una figura de dios. Esta vez encarnado en un niño, destruyendo sexualidades, imponiendo el poder y la grandeza en el principio de la ingenuidad y la inocencia. Uno de los mejores elementos construidos en la narrativa de Scott; el conflicto y pelea racional entre Moisés, el hombre, y dios. La deidad y el hombre, debatiendo y contradiciéndose en el marco de la liberación de un pueblo que ya no soporta más calamidades. Por eso dios, caos y furia, manda sus plagas para hacer sufrir a todos, para hacer sufrir a los opresores. Moisés es guerrero y no entiende las señales y designios de un dios que no obliga a nada, y respeta la libertad.
Dedicada a Tony Scott, su hermano, la película resulta entrañable, más con el último cuadro donde el destino se forja en la ventura que nos marcaría por siempre, de esta historia del héroe y el mito, quien tuvo que ser el estandarte de guiar a una nación a la tierra prometida, y reubicarla en el sistema de valores, perdido por el libertinaje, por no poder con la responsabilidad; el caos había reinado entre los hebreos y Moisés tuvo que consentir la forma de dar orden, en la piedra que no perece.
Excelente película.
EXHS
Excelente trabajo en arte y vestuario. Hablamos con uno de los directores más relevantes en la historia del cine en varios géneros: ciencia ficción (véase Alien, Blade Runner); Ridley Scott no escatima en los retos que se impone como director y hace bien.
Aquí dirige una película basada en un guión de Adam Cooper, Bill Collage, Jeffrey Caine y Steven Zaillian.
La historia comienza y se adapta al pueblo exclavizado en medio de la idolatría egipcia y termina con un pueblo redimido morando la presencia de dios.
Muchedumbre, la plebe, la esclavitud, la formas de la sociedad donde reinan los hombres y los hombres son esclavos, de castas y progreso, de formas de poder y de opresión y sumisión, de orden y caos. Dios está presente siempre como una forma esperanzadora en el psique del hombre oprimido esperando durante siglos su liberación. Y se trata del segundo libro de la Biblia, base para los judíos, para recordar el día en que obtuvieron su identidad, su cultura y su libertad.
Ridley Scott pinta una película épica, adaptada para el entendimiento del ahora, sin matizar ni rebuscarse en acentos o idiomas que dificulten su realización. Es una película enteramente americana, visualizando la humanidad del héroe Moisés, el hombre que tuvo la oportunidad de ver y escuchar a dios.
Scott humaniza a Moisés.
Moisés, de Scott, es un hombre agnóstico, creyente en sus valores y en sus posibilidades, sin recurrir a ningún tipo de superstición, contrario a los mitos que se ha generado en torno a esta figura.
Moisés es príncipe, respetuoso del fanatismo supersticioso del faraón y su hijo Ramsés. Se apega a su función y poco a poco será replegado, obligado a irse por desventuras del destino. Una tragedia como las clásicas tragedias griegas. Base pura del drama.
¿Qué habrá visto Moisés en el monte Sinaí? ¿La tragedia le volvió loco? ¿De dónde provenía esa voz? Es un ejercicio mítico donde el mismo Ridley Scott charla con una figura de dios. Esta vez encarnado en un niño, destruyendo sexualidades, imponiendo el poder y la grandeza en el principio de la ingenuidad y la inocencia. Uno de los mejores elementos construidos en la narrativa de Scott; el conflicto y pelea racional entre Moisés, el hombre, y dios. La deidad y el hombre, debatiendo y contradiciéndose en el marco de la liberación de un pueblo que ya no soporta más calamidades. Por eso dios, caos y furia, manda sus plagas para hacer sufrir a todos, para hacer sufrir a los opresores. Moisés es guerrero y no entiende las señales y designios de un dios que no obliga a nada, y respeta la libertad.
Dedicada a Tony Scott, su hermano, la película resulta entrañable, más con el último cuadro donde el destino se forja en la ventura que nos marcaría por siempre, de esta historia del héroe y el mito, quien tuvo que ser el estandarte de guiar a una nación a la tierra prometida, y reubicarla en el sistema de valores, perdido por el libertinaje, por no poder con la responsabilidad; el caos había reinado entre los hebreos y Moisés tuvo que consentir la forma de dar orden, en la piedra que no perece.
Excelente película.
EXHS
Comentarios
Publicar un comentario